Ante la crisis generada por la escasez de agua potable y la problemática de las inundaciones pluviales en algunas zonas de la ciudad de México, un grupo de emprendedores decidió implementar sistemas de captación de lluvia. Lo anterior les ha permitido crear la empresa Isla Urbana, colocar 1.800 instalaciones, apoyar a más de 10.000 personas y captar 150 millones de litros del vital líquido.
Si bien el proyecto inició en el Distrito Federal en el año 2009, la firma mexicana ya está expandiendo los beneficios que trae consigo la captación de agua pluvial.
“Estamos trabajando en el estado de México, específicamente en las montañas de Malinalco, donde vamos a instalar 150 sistemas este mes. Tenemos el plan de fortalecer diferentes proyectos rurales en Hidalgo y Oaxaca, así como seguir nuestra labor en las partes altas de Jalisco”, informa David Vargas, presidente de Isla Urbana.
En este contexto, cabe destacar que más de 750.000 habitantes del valle de México no cuentan con un abasto suficiente de agua y se estima que viven aproximadamente con 20 litros por persona al día, lo que equivale a una cubeta de agua para satisfacer todas sus necesidades. En el Distrito Federal se registran mayores problemas en las delegaciones de Iztapalapa, Tlalpan, Milpa Alta y Magdalena Contreras.
“Por esa razón decidimos arrancar con un proyecto híbrido, es decir, que incluye parte social y la empresarial. El objetivo es ayudar a la gente de bajos recursos mediante subsidios provenientes de fundaciones, así como planes de financiamiento. Y, al mismo tiempo, comercializar productos y servicios entre el resto de la población para que la tecnología llegue al mayor número de personas”, enfatiza David Vargas.
En cuanto a la instalación del sistema, indica que es un procedimiento muy sencillo. En principio, el agua de lluvia se capta de techo, desde donde es conducida con tubería, canaletas y bajantes a un primer filtro (llamado de hojas), el cual se encarga de retener los elementos más grandes que se encuentran en el líquido.
“De ahí se va a un filtro desarrollado y patentado por nosotros al que denominamos Tlaloque (el ayudante de Tláloc). Se encarga de separar la parte más contaminada durante los primeros 10 minutos de cada aguacero, pues la misma lluvia limpia componentes del cielo y los sedimentos del techo; de esta manera mejoramos la calidad del agua antes de que llegue a la cisterna, detalla.
Refiere que la cisterna se provee de diversos componentes, como un reductor de turbulencia para evitar que se revuelvan los sedimentos que pudieran acumularse en el fondo y una pinchada flotante, que es un dispositivo que permite sacar el agua de la parte más alta de la superficie.
“Dependiendo del usuario, es posible integrar un tren de filtración para que el agua pueda consumirse sin riesgos. Sin embargo, no es necesario que hagamos todos los sistemas 100 por ciento potables por la arraigada costumbre de beber agua embotellada o de garrafón. Por ello, sólo colocamos los filtros que permiten que el líquido sea apto para la ducha o lavar los trastes”, subraya David Vargas.
Resalta que el procedimiento es más sencillo y económico si las personas cuentan con cisterna en su casa. “En este caso el costo de un sistema básico oscila entre ocho y 10 mil pesos, pero si no cuenta con un contenedor de este tipo el precio se incrementa de 16 mil a 20 mil pesos”.