Los ministros de Agricultura de la Unión Europea (UE) alcanzaron el pasado mes un acuerdo político sobre la producción y el etiquetado de alimentos ecológicos. Ha quedado plasmado en el nuevo Reglamento (CE) 834/2007 del Consejo de 28 de junio del 2007, publicado el pasado domingo en el Diario Oficial de la Unión Europea. Esta nueva norma recoge un conjunto de objetivos, principios y directrices básicas para la producción ecológica, incluido un nuevo régimen de importación y un sistema de control que se presupone más eficaz.
En cuanto a la imagen de producto, se hace preceptivo el uso del logo ecológico de la Unión Europea, pero también se autorizan otros nacionales o privados. Sólo se podrá utilizar el logo ecológico si al menos el 95 por ciento de los ingredientes son ecológicos. Los organismos modificados genéticamente están prohibidos y también será de aplicación a los alimentos ecológicos el límite general del 0,9 por ciento de presencia accidental de elementos transgénicos autorizados.
Ahora la Comisión Europea tiene que presentar nuevos reglamentos de aplicación para productos como la levadura, el vino o para las importaciones. En general los productores ecológicos están satisfechos. Pero dentro de esta bonanza y del continuo crecimiento del sector todavía quedan muchos asuntos por resolver. Uno de ellos y no poco importante es su difícil coordinación a nivel europeo.
La queja general del sector se centra en el corto periodo de tiempo que ha tenido para adaptarse a esta norma, que será vigente en el 2009. Aunque los cambios planteados no son radicales ni en su mayoría afectan a las inversiones de las explotaciones, es cierto que menos de seis meses es poco tiempo, sobre todo, porque primero es necesario dar a conocer e informar sobre esta nueva norma, algo que lleva tiempo y todavía no se ha hecho con eficacia.
Esta norma es importante para una agricultura necesaria y comprometida con el medio ambiente. Pero sólo es una pequeña parte del sector agrario y no es ni será una alternativa global para el campo europeo. Es preciso seguir trabajando en otras líneas que permitan mejorar la rentabilidad de las explotaciones y que den garantías alimentarias, tanto en calidad como en abastecimiento.
Por otro lado y de la misma manera que no se exige pureza total en un producto ecológico, tampoco se debe exigir probabilidad cero en la coexistencia con transgénicos. Ambos modelos productivos están condenados a coexistir, con controles, con garantías y sin extremismos.
Entre tanto la agricultura ecológica continúa su desarrollo tanto en España como en el total de la UE. Un mercado encabezado por las grandes producciones australianas. En Europa, Italia, España y Alemania dominan el mercado. Según los datos del Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino (MARM) la superficie ocupada por ese tipo de cultivos se ha incrementado en un 6,7 por ciento en el último año, rozando el millón de hectáreas. Dos terceras partes de esta superficie son pastos y bosques. Del resto, destacan los cereales, leguminosas y olivar. Otros cultivos, como la vid, adquieren cada vez más fuerza, sobre todo después de los diversos premios internacionales que han obtenido algunos de ellos, en categorías no ecológicas.
Por comunidades autónomas el primer puesto lo ocupa Andalucía, seguida de Aragón, Extremadura, Cataluña, Castilla-La Mancha y Valencia. Por lo que se refiere al número de operadores, en España hay ahora mismo 20.171, un 5 por ciento más que en el año 2006. De estos, el 90 por ciento se dedican al sector primario y el resto son elaboradores, importadores, almacenistas e intermediarios.
La ganadería ecológica ha aumentado un 25 por ciento en un año. Además los datos del Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino destacan el vacuno, con algo menos de la mitad del censo, seguido de ovino con la cuarta parte. En la comunidad de Castilla y León sólo se encuentran localizados el 1,7 por ciento de los operadores y el 1,5 por ciento de la superficie ecológica nacional. Poco bagaje para la importancia del sector agrario regional.