Las previsiones de crecimiento demográfico de las ciudades, que en 40 años doblaran la población, exigirán políticas imaginativas que sepan sumar innovación con participación ciudadana.

Si el siglo XIX fue el siglo de los imperios y el siglo XX el siglo de los estados nación, el siglo XXI será el siglo de las ciudades. Wellington E. Webb, Alcalde de Denver, auguró ya en el año 2000 en su conferencia como Presidente de la United States Conference of Mayors, la importancia que tendrían las ciudades a nivel social, económico y político.

En las últimas seis décadas del siglo XX la población mundial se ha ido concentrando progresivamente en los núcleos urbanos, fenómeno que en los países en vías de desarrollo se está produciendo de forma drástica y accelerada. 

Según las previsiones de Naciones Unidas, en cuarenta años la población urbana mundial se doblará pasando de 3.400 millones en 2009 a 6.400 en 2050. El rol de las ciudades será decisivo para dar respuesta a los grandes retos del siglo XXI: el cambio climático, la equidad social, el desarrollo urbano, la movilidad sostenible, el desarrollo económico y la demanda de mayor participación ciudadana.

Smart Cities surge alrededor del año 2007 como nuevo paradigma para dar respuesta a estos retos, queriendo englobar de forma holística diversos conceptos que marcaron la última etapa del siglo XX como son los de ciudades sostenibles, ciudades digitales, ciudades innovadoras, ciudades equitativas, y ciudades abiertas y participativas.

Smart Cities nace por la combinación de cuatro tendencias. Por un lado, el impacto de los móviles e internet para disponer de información en tiempo real en cualquier lugar, que aplicado a la ciudad tiene un gran potencial de innovación. 

Esta capacidad de comunicar dispositivos de cualquier tipo es lo que hoy conocemos como Internet de las Cosas (IoT). Por otro lado, la necesidad de cambio de modelos para desarrollar una ciudad más sostenible, desde la movilidad hasta la producción de energía renovable. La tercera, la búsqueda de eficiencia en la gestión de la ciudad para garantizar y mejorar la calidad en los servicios. 
Y por último y no menos importante, la demanda de mayor participación por parte de la ciudadanía.

En un principio fue la industria la que impulso el concepto de Smart Cities proponiendo planteamientos orientados a las soluciones tecnológicas, de producción energética y de movilidad sostenible. 

Pero hoy, el protagonismo se ha desplazado a las ciudades que promueven la innovación urbana como claro eje transformador de cambios culturales y de modelos de gestión participativos y colaborativos. 

Cambios culturales como el desarrollo de los servicios de uso compartido, impulsado por generaciones emergentes con menor apego a la posesión de bienes; como la economía circular, que promueve la reutilización de materiales; y como la ciudad colaborativa, la Co-City, que potencia la inteligencia colectiva gracias a la colaboración entre los distintos actores y la involucración activa de la ciudadanía.

Todos estos procesos de innovación urbana lo impulsan ciudades líderes como Ámsterdam, Copenhague, Londres, Viena, New York, Boston, Medellín, Sao Paulo, Toronto, Singapur, Seúl, o Barcelona, pero también otras como Eindhoven, Bristol, Manizales, Rosario, Jakarta, Bandung, L’Hospitalet o Sant Cugat. 

Y gobiernos como Reino Unido, que a través de Future Cities Catapult, realiza una inversión de 1.900 millones € en 5 años, o el Gobierno de la India con el programa de 100 Smart Cities dotado de 6.500 millones € en 5 años. Es un movimiento a nivel mundial, con soluciones comunes, pero en el que cada ciudad ha de establecer su hoja de ruta en función de sus propios retos y prioridades. Smart City es más un camino que un destino.

Smart City es también una oportunidad de desarrollo económico e industrial. El desarrollo de una estrategia Smart de país tiene dos vertientes: garantizar la sostenibilidad de las ciudades y la de desarrollar la industria relacionada con las Smart Cities posicionando a las empresas nacionales a nivel mundial. 

Oportunidad que México no puede desaprovechar , por ser país de referencia, por tener tanto grandes empresas  multinacionales como empresas medianas que buscan mercado exterior  por el potencial de atracción de talento y desarrollo de nuevas empresas innovadoras, y por organizar el evento de referencia global, el Smart City Expo para LATAM, dónde ciudades, universidades y empresas de México y Latinoamérica comparten experiencias, conocimiento y visión.

Los próximos días 16-18 de febrero de 2016, el municipio de Puebla organiza la 1ª edición del Smart City Expo Puebla, que se proyecta como el evento más importante en América Latina, esperando una afluencia de 5,000 asistentes, 200 ciudades y alrededor de 80 empresas. Smart City Expo Puebla será el punto de encuentro dónde no pueden faltar aquellos que están involucrados de una o otra forma en hacer que nuestras ciudades sean más vivibles para todos.


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