Un equipo de científicos del Campus de Palencia de la Universidad de Valladolid (UVa), la Universidad de Finlandia Oriental y la Universidad de Lleida (UdL) ha estudiado la producción de Boletus edulis, una seta comestible muy apreciada en el mercado internacional, en una especie de jara típica de la España mediterránea, Cistus ladanifer. Los investigadores han desarrollado modelos matemáticos que permiten predecir qué producción de Boletus pueden tener estos jarales a los 5, 10 o 20 años en función de parámetros como la meteorología, la cubierta vegetal o la gestión del hábitat que se lleve a cabo.
El fin último del estudio ha sido hallar la mejor manera de gestionar técnicamente estos matorrales para conservar su biodiversidad, conseguir su aprovechamiento sostenible y evitar los incendios descontrolados.
Como explica uno de los investigadores que ha formado parte del estudio, Juan Andrés Oria de Rueda, docente e investigador de la Escuela Técnica Superior de Ingenierías Agrarias del campus de la UVa en Palencia y director de la Cátedra de Micología, existen grandes extensiones de matorrales de cistáceas en toda la España mediterránea (unos cuatro millones de hectáreas) con un problema recurrente de incendios forestales, debido principalmente a que estos vegetales son muy pirófitos (se promueven por el fuego) y muchos de sus montes se encuentran abandonados por la despoblación rural.
“Estudiar este hábitat sirve para obtener soluciones para su conservación y gestión pues producen setas de gran valor económico y el aprovechamiento puede y debe hacerse en equilibrio con su conservación. También son muy necesarios pues estos matorrales son el hábitat de especies muy amenazadas como el lince ibérico, el águila imperial o el águila perdicera”, detalla Oria de Rueda.
A lo largo del estudio, que ha centrado la tesis doctoral de la investigadora María Hernández Rodríguez, se ha estimado la producción de Boletus y la diversidad micológica en numerosas parcelas de jarales de distintas edades en Zamora y Palencia en las que se han realizado medidas de desbroce o control del matorral para compararlas con otros tipos de bosque y matorral, a lo largo de varios años. Posteriormente, se ha analizado esta producción en relación con la edad, el clima, la altura de las plantas o las medidas de manejo y conservación del hábitat, entre otras, y se ha desarrollado el modelo matemático en el que los expertos de la universidad finlandesa han aportado sus conocimientos en la materia.
Buen rendimiento de los jarales
Según los resultados obtenidos por los investigadores, los jarales son precoces y muy productivos de Boletus edulis, antes que otros hábitats como pinares y robledales.
En concreto, el jaral comienza a producir estos hongos a los cinco años y continúa hasta los 20 años, mientras que los pinares y robledales producen los Boletus a partir de los 40 años. Sin embargo, “cuando los jarales son muy viejos la producción de setas se anula, la biodiversidad disminuye drásticamente y aumenta muy gravemente el peligro de incendios forestales descontrolados”, apunta Oria de Rueda.
En este sentido, los científicos señalan que la roza o desbroce del matorral muy viejo favorece la producción posterior de Boletus mientras que el fuego controlado promueve la diversidad, siempre que se haga de forma controlada. Asimismo, agregan, es conveniente establecer un mosaico de diversas edades de este matorral para maximizar la biodiversidad (promover la diversidad de hongos, plantas y animales amenazados) y promover el aprovechamiento sostenible de este recurso micológico.