La Comisión Nacional del Clima ha alertado sobre las consecuencias negativas del cambio climático, de tal forma que las zonas con mayores problemas de falta de agua sufrirán las peores consecuencias. En España, un 18 por ciento del territorio nacional sufre un riesgo alto o muy alto de desertificación, mientras que otro 19 por ciento presenta un nivel medio, aunque en casos como la provincia de Alicante, Murcia y Almería, la erosión afecta ya al 45 por ciento del terreno.

Frente a esta situación, el Ministerio de Medio Ambiente, Marino y Rural ha puesto en marcha el Programa de Acción Nacional de Lucha contra la Desertificación (PAND), un compendio de medidas destinadas a frenar la degradación del territorio y ha arbitrado también un amplio paquete de medidas, entre las que incluye el Observatorio de la Desertificación.

Uno de los principales objetivos es el desarrollo sostenible de las zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas de España. Para ello se trata de prevenir y reducir la degradación de las tierras, así como rehabilitar terrenos parcialmente asolados y recuperar espacios desertificados.

Parar ello se propone frenar el avance del desierto, recobrar la cubierta vegetal y los cauces de los ríos mediante la repoblación forestal con especies autóctonas y tratamientos selvícolas de las masas forestales. Por otra parte también se contempla la ordenación del pastoreo o la protección de los suelos en cultivos de áreas de montaña. El programa fija condiciones para el manejo de los pastos y rastrojos, matorrales y estipula un número de animales para cada superficie con la misión de frenar la sobreexplotación.

Clasificación por zonas

El PAND identifica tres zonas donde el fenómeno de la desertificación es más acusado: la parte oriental del archipiélago canario (Tenerife, Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura), las tres provincias del sureste y la parte de la llanura manchega que comprende la provincia de Albacete (con un 6,88 por ciento de su superficie con riesgo muy alto de desertificación) y Ciudad Real (un 11,39 por ciento). Entre los principales factores que amenazan la sostenibilidad de los sistemas agronómicos manchegos destacan la sobreexplotación de sus acuíferos y la degradación de sus humedales. En Castilla y León el porcentaje de riesgo catalogado como alto o muy alto es del 4,15 por ciento de la superficie total.

El aumento de 1ºC de la temperatura y una disminución del 5% en las precipitaciones podrían suponer en estas áreas un descenso de las aportaciones en estas áreas cercano al 20 por ciento. Si estos valores continuaran incrementándose, se llegaría a situaciones relamente extremas.

Por su parte Ecologistas en Acción ha criticado el Programa de Acción Nacional de Lucha contra la Desertificación (PAND) porque "llega con diez años de retraso y con un contenido insuficiente", ya que no reconoce "la pérdida irreversible de suelo fértil debido al desarrollo urbanístico y a la construcción de infraestructuras".

La organización subraya que los principales problemas de erosión se centran en áreas agrícolas por prácticas inapropiadas y considera llamativa y contradictoria? la aparente preocupación por la posible erosión en zonas de baja calidad agrícola, cuando los suelos fértiles de los valles agrícolas desaparecen de forma acelerada e irreversible con las recalificaciones y autovías.

En su opinión, el PAND centra sus actuaciones en la lucha contra la erosión en los ámbitos de la agricultura, la política forestal y la política de aguas. Sin embargo, no supone una estrategia que incorpore todas las causas de la desertificación, ni tampoco las medidas para luchar contra este fenómeno.



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