Estas aves siempre han generado una especial atracción para el ser humano por su belleza y su inteligencia. Sin embargo, su estado de conservación ha hecho saltar las alarmas.
Un reciente estudio que cuenta con la participación de BirdLife International, de la que SEO/BirdLife forma parte, concluye que los loros en su conjunto son uno de los grupos de aves más amenazados del mundo: un 28% de las especies existentes -111 de 398- se hayan en una situación preocupante y más de la mitad experimenta declives poblacionales.
El trabajo, publicado en la revista científica Biodiversity Conservation y elaborado por científicos de BirdLife International y de la Australian National University, ha repasado el estado de conservación de los Psitaciformes de acuerdo con los criterios de la Lista Roja Mundial de la UICN.
Según sus autores, el estado de conservación de estas especies, sitúan al grupo entre los más amenazados del planeta, rivalizando con otro en grave peligro, las aves marinas (Procellariiformes y otras), y por delante de habituales en las listas rojas como las rapaces.
La investigación hace especial hincapié en la amenaza de tres tipos de loros: aquellos con una pequeña distribución histórica (por ejemplo, los que habitan en islas); los de mayor tamaño –más longevos pero con pocas crías y que alcanzan la madurez sexual más tarde– y los que habitan en zonas boscosas que están siendo deforestadas.
“Los loros en alguna de estas circunstancias se encuentran especialmente amenazados. Por ejemplo, las aves de gran tamaño no suelen formar poblaciones grandes, lo cual les expone más a la caza furtiva. Los loros que viven en bosques suelen anidar en cavidades de árboles, por lo que son de los primeros en sufrir el impacto de la deforestación”, comenta Jorge Fernández Orueta, del Área Internacional de SEO/BirdLife.
Su exposición al comercio ilegal internacional, lo que multiplica sus capturas, y la destrucción de sus hábitats, fundamentalmente en áreas tropicales y subtropicales, son las principales causas del declive de los Psitaciformes, según refrenda el estudio.
Como apunta el experto de SEO/BirdLife: “los loros son apreciados por su capacidad de imitar la voz humana y cuanto más colorida y rara es una especie más codiciada es su posesión, por lo que podríamos decir que son víctimas de su belleza y de su inteligencia”.
Stuart Butchart, director Científico de BirdLife International añade: “Este estudio confirma que, en su conjunto, los loros afrontan uno de los mayores índices de extinción.
En realidad, el 56% de todas las especies se hallan en algún nivel de declive. Afrontan un amplio abanico de amenazas, pero la pérdida y degradación del hábitat forestal, la expansión agrícola, la caza y el trampeo –los loros son el grupo de aves más común en el comercio de fauna silvestre– son sus mayores peligros. Sin embargo, con este estudio, hemos pretendido identificar las prioridades de conservación para estas atractivas e inteligentes aves y ofrecer una manera de evitar la extinción de otras especies”.
La investigación revela los 10 países que requieren una mayor protección para los loros: Indonesia, Brasil, Australia, Colombia, Bolivia, Ecuador, Perú, Papúa Nueva Guinea, Venezuela y México.
Y propone líneas de acción por regiones. Así, en América del Sur y Centroamérica, el acento debe ponerse en la protección in situ y la gestión de hábitats. En el caso de África, resulta prioritaria una mejora de la legislación y conservación. Para el sureste asiático y Oceanía, la investigación plantea la necesidad de mayor concienciación y protección del hábitat.
Según las conclusiones de los autores, la gravedad del riesgo de extinción –que aumenta en muchos casos de Vulnerable a Críticamente Amenazada– está también directamente relacionada con el Producto Interior Bruto (PIB) de los países donde habita. De esta manera, en aquellos países con economías en expansión y con un desarrollo urbanístico emergente, se observa un incremento de la presión sobre los hábitats de los loros.
Tampoco hay que perder de vista que estas especies nunca deben ser puestas en libertad fuera de su área de distribución: “Algunas de las especies no amenazadas, como la cotorra argentina, pueden llegar a ser invasoras.
Se ha demostrado que las aves criadas en cautividad, tienen un potencial invasor mucho menor”, matiza Jorge Fernández-Orueta.
Loros extinguidos, una triste lección de la historia
Catorce de las 16 especies de loros clasificados oficialmente por BirdLife en la Lista Roja de la UICN como “Extintas” habitaban en islas y desaparecieron tras la llegada de los europeos a partir de mediados del siglo XVII.
Las dos especies restantes, hasta llegar a 16, son la cotorra de Carolina, una especie de Norteamérica que se extinguió por la persecución humana y la deforestación; el perico del paraíso, habitante de Australia –fundamentalmente, el sureste de Queensland–, especializado en los pastos y usuario de termiteros, donde anidaba, fue avistado por última vez en 1928.
Comercio ilegal en España
Lamentablemente, la presión sobre especies de loros –como por ejemplo, el loro gris o yaco, cuyo estado de conservación es crítico– viene atenazada por su comercio ilegal en países como España.
Desde 2007, y de acuerdo con la normativa europea, el comercio de especies protegidas puede llegar a ser constitutivo de delito.
Asimismo, España forma parte del Convenio sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre (CITES), que asigna cuotas de exportación por especie a cada país de origen.
Sin embargo, en ocasiones, el cupo se supera, lo que puede derivar en sanciones y suspensiones temporales de exportación pero, al mismo tiempo, alimenta la formación de un mercado negro.
SEO/BirdLife trabaja para asegurar la efectiva aplicación del convenio CITES en nuestras fronteras y garantizar la correcta aplicación de las leyes ambientales comunitarias.
En este sentido, la organización ambiental coordina la Red Europea contra los Delitos Ambientales (ENEC), cuyo objetivo es lograr una aplicación efectiva de esta regulación en todos los Estados Miembro y fomentar el intercambio de información y experiencias entre diferentes actores implicados en la lucha contra crímenes ambientales como el tráfico de especies.