Protección efectiva
Los bosques de laminarias disminuyen en aguas europeas y su retroceso es especialmente preocupante en las zonas más meridionales, según revela una publicación científica en la que han participado Oceana y expertos de siete países diferentes. Estos ecosistemas son tan productivos como las selvas tropicales y están amenazados, por lo que la organización internacional de conservación marina pide que reciban protección efectiva frente a agresiones como la pesca de arrastre.
“Los bosques de quelpos se encuentran entre los ecosistemas más importantes y con menos medidas de conservación de Europa", indica Ricardo Aguilar, director de investigación de Oceana en Europa y uno de los autores del estudio. “Mientras los incendios forestales generan alarma social, la desaparición de los bosques de algas está pasando desapercibida. Es urgente tomar medidas efectivas antes de que sea demasiado tarde para proteger hábitats de los que dependen un gran número de especies”.
Los bosques de laminarias o quelpos proporcionan alimento y cobijo a numerosos peces, invertebrados mamíferos, y aves, pero son muy sensibles a la contaminación, el cambio climático y la sobrepesca.
Como señala el artículo, algunas especies de quelpos han sufrido rápidos declives en los mares europeos. Un caso alarmante es el de la Laminaria rodriguezii en el Mar Adriático, donde se estima que se ha producido una disminución del 85% en los últimos 40 años debido a la sobrepesca, que ha llevado a la especie a estar en peligro de extinción en esta zona. Laminaria rodriguezii está protegida por el Convenio de Barcelona y dentro de España uno de sus bosques más relevantes se halla en una zona incluida en la propuesta de Oceana para ampliar el Parque Nacional de Cabrera.
En el Atlántico, el retroceso de los quelpos ha llegado a la la extinción local en algunas zonas (p.ej. Laminaria ochroleuca en el norte de la Península Ibérica). Muchas especies atlánticas carecen de medidas de protección a pesar del grave estado en el que se encuentran debido a causas como el calentamiento de las aguas, la polución o la sobreexplotación comercial. Oceana lleva varios años luchando por la inclusión de estos bosques en la lista de hábitats amenazados y/o en peligro del Convenio OSPAR, que reúne a los países con aguas del Atlántico Nordeste, así como pidiendo una gestión adecuada en los casos en que ya existen estas medidas de protección.