Sin embargo, según datos de la Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada (Fedme), España aún está lejos de igualar la tendencia de otros países europeos, como Alemania, donde 40 millones de personas practican senderismo, Francia o Inglaterra, donde lo hacen 15 millones.
Según Fedme, más de la mitad de los deportistas federados practica senderismo como actividad exclusiva o preferente, por todo el territorio español y en cualquier época del año, con el consiguiente impacto económico, sobre todo, en el medio rural.
Una actividad que permite además, añade la asociación, rehabilitar la red de caminos tradicionales -calzadas romanas, cañadas, itinerarios mineros, religiosos o vías de comunicación entre pueblos- que conforman un patrimonio testigo de la historia y la cultura.
Y el tránsito por los espacios naturales protegidos o de especial valor medioambiental genera una relación "empática" entre ser humano y naturaleza, que convierte al visitante en un potencial defensor de los valores naturales.
Estos espacios están muchas veces "a las puertas de las grandes capitales" y se puede acceder a ellos "con una facilidad pasmosa", aunque mucha gente no sabe que existen ni que albergan especies emblemáticas y/o amenazadas, ha recordado Álvaro Díaz, del área de Educación Ambiental de SEO/BirdLife.
Se trata de lugares a los que cualquier ciudadano puede acercarse, "tanto si busca el componente deportivo como si lo que quiere es disfrutar, descansar o desconectar", ha explicado, pues estos espacios aportan "beneficios constatados" para la salud, y muchos de ellos disponen además de rutas y senderos habilitados para personas con discapacidad.
La Federación de Montaña se encarga de identificar y marcar los senderos con objeto de que sean homologados, mediante una señalización completa que permita al senderista el autoguiado sin pérdida.
El trazado debe estar exento de riesgos ajenos a los fenómenos naturales y debe contener información acerca del inicio y final del recorrido y de sus características físicas, como la distancia, el desnivel y el nivel de dificultad, entre otras.
Álvaro Díaz ha reconocido que los caminos habilitados, señalizados y con la información adecuada "ayudan mucho" y evitan molestias, "muchas veces no intencionadas", a determinadas especies vulnerables a la presencia humana.
En su opinión, en España "estamos todavía flojos" con respecto a otros países de nuestro entorno con mayor tradición senderista, que disponen de una red de reservas naturales con rutas o carriles bici y donde el tan denostado concepto español de "dominguero" corresponde a un excursionista que también es "bichero".
"A nivel interno lo que nos falta es conciencia, que tengamos el mismo interés por los espacios naturales que tienen en Estados Unidos o en el Reino Unido", ha reconocido el técnico de SEO/BirdLife.
Por otro lado, en España, que recibe gran cantidad de extranjeros interesados en turismo de naturaleza, "tenemos buenas infraestructuras en cuanto a alojamientos", pero aún faltan empresas especializadas en actividades relacionadas con los espacios, ha matizado.
En este sentido, Díaz ha hecho hincapié en la necesidad de que todos los espacios protegidos cuenten con un adecuado plan de uso y gestión que evite que la afluencia de público sea incompatible con su conservación; "la planificación es clave", ha señalado.
Sin embargo, "no se ama lo que no se conoce" y todos los espacios han de tener al menos alguna zona visitable, que evite que la gente viva de espaldas a ellos; "si no tenemos soldados implicados en la conservación no conseguiremos que ésta sea efectiva", ha añadido.
En virtud del Programa de Caminos Naturales del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, España cuenta con cerca de 10.000 kilómetros de rutas dedicadas a usos senderistas, ciclistas y ecuestres, asentadas sobre antiguas infraestructuras de transporte y cuyo objetivo es acercar a la población al medio natural y promover el desarrollo de los núcleos rurales.