Radiación solar
Las estimaciones en número de esta cantidad de semilla de mejillones significan que se necesitan unos 4.700 millones de individuos para mantener el cultivo en Galicia, que en la actualidad se obtienen tanto de los sistemas intermareales, como de las cuerdas colectoras de captación. Si se pretendiera, como a veces se propone, obtener este volumen de semilla de criaderos en sistemas cerrados el coste y la cantidad de instalaciones en tierra harían el cultivo de mejillón poco competitivo, aun suponiendo que fuese posible realizarlo tecnológicamente. Los cultivos de chorito chileno, competidor del mejillón gallego, presentan precisamente en la captación de semilla uno de sus principales factores de variabilidad para su optimización.
La necesidad de semilla de buena calidad ha motivado el desarrollo de un amplio programa de investigación a lo largo de dos décadas entre el CSIC y el grupo PROINSA para la evaluación e implantación de sistemas de captación de semilla en cuerdas colectoras en la ría de Ares-Betanzos. Este programa también se dirigió al estudio de los patrones de asentamiento larvario, con el objetivo de mejorar las estrategias de captación y cultivo.
Un trabajo recientemente publicado por este equipo de investigación tiene como objetivo determinar qué condiciones ambientales y meteorológicas determinan el inicio y fin del periodo de asentamiento larvario y su intensidad, es decir la cantidad de semilla fijada, con el fin de desarrollar modelos de predicción de los episodios de asentamiento.
El ciclo vital de los mejillones se divide en dos fases: una primera fase larvaria, que puede durar varias semanas, donde nadan hasta que encuentran un sustrato adecuado para fijarse, y una fase sésil. El asentamiento larvario es el proceso que conecta ambas etapas y está determinado por la producción de larvas (ciclo reproductivo) y su posterior supervivencia, desarrollo y crecimiento. Conocer los factores ambientales que favorecen estos procesos es clave para entender y predecir los patrones de asentamiento larvario.
La variabilidad temporal del asentamiento larvario está regulada por el ciclo reproductivo del mejillón. La mayoría de estudios realizados se han dirigido a conocer el efecto de las condiciones hidrodinámicas en el transporte larvario y, por tanto, en determinar en las zonas con mayor nivel de captación de semilla. Los estudios que analizan los factores ambientales que determinan el inicio y duración del periodo de asentamiento han sido hasta el momento parciales.
En el caso de las rías gallegas se ha establecido que el periodo de asentamiento abarca de mediados de primavera a principios de otoño. Sin embargo los datos obtenidos en nuestro trabajo tras cinco años (2009-2010, 2012-2014) de monitorización semanal del asentamiento larvario en la ría de Ares-Betanzos, muestran dos patrones temporales distintos: años en los que el ciclo de asentamiento se extiende de mediados de abril a octubre (2009, 2012, 2014) y otros en los que el inicio de este periodo se retrasa hasta junio (2010, 2013).