Chorlitejo mongol grande
Mientras medio mundo se afana por encontrar en Pokemon Go a Pikachu, Scynther o Skarmory, los aficionados a la ornitología ya tienen sus prismáticos y botas a punto. En unos días y hasta finales de octubre, arranca la temporada de rarezas, un momento único en el que, cada año, las primeras tempestades del Atlántico traen a las costas españolas aves de especies insólitas y, en ocasiones, nunca vistas. Los pajareros ya han coronado al ave más buscada del verano, al menos por el momento: se trata de un chorlitejo mongol grande, avistado durante unos días en las marismas de Santoña.
Esta ave limícola, que se reproduce en las latitudes medias de Asia (desde Turquía hasta Mongolia, el país que le da nombre), inverna en áreas costeras del sur de Asia, África e incluso Australia. Se le ha llegado a ver en algún rincón del sureste mediterráneo, en Egipto o Israel, pero en España sus apariciones son escasas. Por el momento, el Comité de Rarezas de SEO/BirdLife (CR) solo dispone de dos registros homologados, ambos en el delta del Ebro y en agosto, en 1993 y en 1996.
El nuevo avistamiento de esta rareza se debe a Iván Sarabia y fue corroborado por Jesús Menéndez, dos apasionados por la ornitología y la fotografía que mantienen sendas bitácoras sobre sus experiencias. Todo parece indicar que esta inesperada visita proviene de Irlanda ya que, nada más ver las imágenes, el ornitólogo irlandés Killian Mullarney concluyó que se trataba del mismo ejemplar avistado días antes en Tacumshin, en el sur de Irlanda.
Otra rareza que está agitando el verano es el piquero patirrojo, una colorida ave marina de rojas patas que habita en los océanos tropicales. Ha sido avistado por Chloé Yzoard en Tenerife, y es el cuarto registro en el país.
¿Por qué ha llegado el momento de las rarezas?
“Han surgido los primeros temporales en el Atlántico y los vientos pueden acabar modificando las rutas migratorias de las aves que transitan las rutas al otro lado del océano. Irlanda, el archipiélago de las Azores, Galicia y las islas Canarias son puntos idóneos para avistar a estos sorprendentes visitantes”, explica el técnico de SEO/BirdLife Gabi Martín.
El avistamiento de rarezas no solo es un acto lúdico sino una importante actividad de ciencia ciudadana. Cada año, un grupo de trabajo de SEO/BirdLife compuesto por expertos se encarga de recopilar, homologar y publicar las observaciones en territorio español de las especies y subespecies incluidas en la Lista de Aves Raras de España. Homologar consiste en estudiar si la documentación aportada al CR acredita la identificación de una rareza y deja constancia de su referencia.
“A veces las rarezas dejan de serlo para asentarse en el territorio. Es el acúmulo de observaciones de años las que originan que un ave deje de ser considerada rara en un sitio determinado. Aunque también puede ocurrir lo contrario. Por ejemplo, el ánsar campestre era frecuente invernando en el noroeste peninsular en la década de 1980 y 1990 y, actualmente, es raro observarlo. Es el caso de una especie que, aunque sigue siendo abundante en el continente europeo, ya no baja a España en invierno como antes como consecuencia del cambio climático”, expone Juan Carlos del Moral, coordinador del área de Seguimiento de SEO/BirdLife.