El investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de Madrid Fernando Valladares aseguró hoy en Carmona (Sevilla), en el marco del curso de verano de la Universidad Pablo de Olavide (UPO) “Impacto del cambio global sobre el bosque mediterráneo”, que el cambio global, en general, y el climático, en particular, está generando incertidumbre en la comunidad científica por conocer cómo será la evolución de los nuevos ecosistemas que se están generando con dicho cambio.

En el transcurso de la ponencia “Cambio Global, mucho más que cambio climático”, el científico explicó que la incertidumbre por la evolución de los ecosistemas deriva, entre otras cosas de «la escasa capacidad para predecir los cambios climáticos locales, de la imprecisión en el conocimiento de las tolerancias climáticas de las especies y de que los cambios evolutivos, como cualquier cambio en sí, son impredecibles».

En este sentido, Fernando Valladares afirmó que la biodiversidad actual es el resultado de los cambios climáticos del pasado, y «que éstos no tienen por que ser necesariamente malos». Al respecto, el experto puso como ejemplo el fuego, que «puede ser terrible pero también es fuente de biodiversidad local en muchas situaciones».

Según un informe de la ONU, cada tres minutos se extingue una especie y surge otra nueva, pero con el cambio global el ritmo de extinción es entre cien y mil veces superior en la actualidad. «Esto provoca también incertidumbre en conocer qué especies se extinguirán y cuáles no y en saber cómo será la composición de las especies en un futuro y si guardará relación con las de ahora».

Por el contrario, «hay especies que están desapareciendo delante de nosotros –como el lince ibérico, el oso y el quebrantahuesos– y pese a que se invierte mucho dinero para su conservación, luego competimos con ellos en el uso del suelo, lo que favorece su extinción», señaló Valladares.

No en vano, como señala el proyecto Corine Land Cover elaborado por el Instituto Geográfico Nacional, España tiene el récord europeo de artificialización de suelo, con la construcción de 18,1 nuevas viviendas por mil habitantes cada año frente al ratio europeo de 5,7. «Esto se traduce en que el 34 por ciento de nuestro suelo es artificial», apostilló el experto.

Por otro lado, Fernando Valladares destacó que el cambio global está provocando un aumento de la temperatura en sus valores promedios y en su variabilidad. Así, los meses extremadamente cálidos o fríos van a ser más usuales. Asimismo, como mencionó el científico, el nivel del mar también está subiendo y «como no se detenga el ritmo de crecimiento de 3,1 milímetros al año que se está produciendo desde los años 90, a finales de siglo muchas zonas de costa van a desaparecer o quedar inundadas».

Además, el experto indicó que el cambio global va a propiciar que la ONU tenga que reconocer en un futuro el estatus de refugiado climático, pues como señaló la propia institución en uno de sus últimos informes se prevé que de aquí a final de siglo tengan que emigrar 150 millones de personas, lo que supone que un 60 por ciento de los movimientos migratorios sean por razones climáticas, en lugar de políticas o extrema pobreza.

En definitiva, para el investigador «de lo que la comunidad científica no tiene dudas es de que el cambio global y climático ya están aquí y, aunque comprender sus efectos es muy complejo, nos queda mucho trabajo por hacer para mitigarlo y adaptarse a él».



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