Prohibidas las perforaciones en el Ártico
Greenpeace recoge con satisfacción el paso dado la semana pasada por Obama y el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, para retirar permanentemente la autorización a la búsqueda de petróleo y gas en alta mar en gran parte del océano Ártico y en áreas del océano Atlántico. En aguas estadounidenses se cancelan los planes de búsqueda de gas y petróleo en los mares de Chukchi y de Beaufort.
Para tomar esta decisión, el presidente de EEUU ha aplicado una disposición de una ley de 1953, la Ley de Plataforma Continental Exterior, que confiere la potestad al presidente para bloquear de forma indefinida perforaciones petroleras y gasísticas en algunas aguas controladas por el Gobierno federal estadounidense.
Esta ley no incluye ninguna provisión para que la decisión pueda ser revocada por presidentes futuros y, de hecho, ningún presidente lo ha hecho hasta el momento. Si Donald Trump quisiera dar marcha atrás, tendría que tratar que el Congreso aprobase un nuevo proyecto legislativo que, de manera explícita, volviera a poner estas áreas en juego para la perforación de petróleo y gas. Para ello, debería pasar una serie de complicados pasos y en primera instancia superar las tácticas dilatorias del Senado.
Greenpeace considera la decisión una victoria de los más ocho millones de personas que se han unido a la campaña para salvar el Ártico, #SalvaelÁrtico, que reclamaban el fin de las prospecciones petrolíferas en la zona. No obstante, cabe destacar que aún quedan aguas árticas dentro de las zonas económicas exclusivas de Noruega o Rusia que tienen licencias de exploración y explotación concedidas a varias multinacionales del petróleo y el gas.
“Esta decisión tiene una repercusión increíble para los habitantes del Ártico y para todo el planeta. La explotación petrolífera es una seria amenaza para la región y la ciencia es clara, si queremos cumplir los compromisos de lucha contra el cambio climático de París y evitar un calentamiento que no supere los 1,5 ºC el petróleo del Ártico debe permanecer en el subsuelo”, ha declarado Pilar Marcos, responsable de la campaña Salvar El Ártico de Greenpeace.
Esta noticia se produce cuando acaba de reconocerse 2016 como el año más caluroso desde que se tienen datos, y también en el marco de la entrada en vigor el pasado mes de noviembre del Acuerdo de París, que destaca el fin de la era de la combustibles fósiles. Las regiones polares son las que más rápida e intensamente se están calentando y resulta vital para mitigar el cambio climático no extraer ni quemar más combustibles fósiles.
No obstante, Greenpeace recuerda que un plan ambicioso como el acordado por Estados Unidos y Canadá requiere continuidad y firmeza para superar la peligrosa brecha que existe entre la reducción de emisiones necesaria para no superar el 1,5º C y los compromisos asumidos hasta el momento por los países.