¿Cuál es el colmo de un científico climático?
Cuando las alarmas de incendios del Centro Canadiense de Testigos de Hielo (CICA por sus siglas en inglés) sonaron el pasado viernes a mediodía ya era demasiado tarde. Al abrir las puertas de las instalaciones, los operarios encontraron el suelo inundado y había una densa nube de vapor. “Era como el vestuario de una piscina”, asegura el científico Martin Sharp, uno de los investigadores que lidera el proyecto.
Uno de los congeladores que conservan los 12 testigos de hielo recogidos del Ártico canadiense en los últimos 50 años se había estropeado y la temperatura en su interior superó los 40ºC. En total, según informa la Universidad de Alberta, se ha perdido un 12,8 por ciento del archivo almacenado, unos 180 metros de los 1.400 metros de hielo recogidos laboriosamente por los científicos en cinco lugares diferentes del Ártico.
“Un incidente de esta magnitud es una gran decepción, dada la inversión en las instalaciones y el coste de reponer las muestras”, explica Sharp. “Cuando pierdes un testigo de hielo estás perdiendo parte del registro de los climas y el medioambiente del pasado, un archivo de la historia de nuestra atmósfera. No tienes un acceso fácil a la información sobre esos periodos del pasado”.
En concreto, los testigos de hielo almacenados en el CICA contiene información muy valiosa de los últimos 80.000 años de nuestra atmósfera. Ahora la Universidad investiga cuáles fueron los fallos que provocaron que el refrigerador comenzara a calentarse y que la alarma de temperatura no llegara a saltar, lo que pudo deberse a un problema en la actualización de la base de datos del sistema. Los testigos que sobrevivieron a la subida de temperatura se encuentran ahora en otro congelador con el resto de las muestras.