El veneno de escorpión azul tiene propiedades curativas
Avispas, lagartos, serpientes, medusas, peces… Se conocen más de cien mil especies de animales venenosos capaces de producir millones de toxinas. Estas pueden causar distintos tipos de daños, desde parálisis muscular hasta disfunciones en la coagulación de la sangre.
No obstante, desde hace siglos se sabe que, en ciertas cantidades, las ponzoñas también pueden tener efectos terapéuticos. Por ejemplo, un equipo de investigadores de la Universidad de Búfalo, en EE. UU., descubrió que en la de tarántula rosa chilena, Grammostola spatulata, estaba presente una proteína que podría emplearse para combatir la distrofia muscular.
Ahora, un equipo de investigadores de la Universidad de Queensland, en Australia, y de la compañía PreveCeutical Medical, planea aprovechar el veneno del escorpión azul, Rhopalurus junceus, endémico de Cuba, la República Dominicana y diversas zonas de Centroamérica, para diseñar medicamentos con propiedades antitumorales.
Este arácnido, que puede alcanzar los 10 centímetros de largo, no resulta peligroso para los seres humanos, pero un estudio preliminar de la Facultad de Farmacia de la citada institución australiana ha mostrado que los péptidos bioactivos que se encuentran en él -unas moléculas que se forman a partir de varios aminoácidos- podrían emplearse también para potenciar el sistema inmune y en el desarrollo de distintas aplicaciones terapéuticas.
Los científicos planean llevar a cabo un estudio exhaustivo que les permita identificar los mencionados péptidos y fabricar versiones sintéticas de los mismos.