Tener mayor biodiversidad no implica recibir más fondos

Investigadores de la Universidad de Castilla-La Mancha, la Universidad de la Ciudad de Nueva York (EE UU), el Museo Nacional de Ciencias Naturales, la Universidad de Alcalá y la Universidad de Helsinki (Finlandia) han analizado las correspondencias y desajustes entre las inversiones en conservación y los valores de la biodiversidad en la Unión Europea.

“Debido a la gran variación espacial en la distribución de la biodiversidad y las necesidades de conservación a escala continental, los instrumentos de la UE deberían garantizar que los países con mayores valores de biodiversidad obtengan más fondos y recursos para la conservación que otros países con valores menores”, dice a Sinc David Sánchez Fernández, experto de la Universidad de Castilla La Mancha y coautor del trabajo conjunto que publica la revista Conservation Biology.

Para cada uno de los estados miembros, la investigación relaciona tres indicadores sobre inversión en conservación (la financiación recibida a través de proyectos LIFE, superficie protegida por la Red Natura 2000, y la destinada para medidas agroambientales), con otros tres indicadores del valor de biodiversidad –riqueza total de especies, de especies endémicas y de especies de interés comunitario– para ocho grupos taxonómicos diferentes: plantas vasculares, briófitos, aves, mamíferos, anfibios, reptiles, peces continentales, ortópteros y libélulas.

En general, hay una relación bastante ajustada entre las inversiones en conservación y las variables de biodiversidad. No obstante, se encontraron algunos desajustes en los países que reciben más o menos inversiones de las esperadas en función de sus valores de biodiversidad.

Por ejemplo, países como Portugal, Eslovaquia, Grecia y la República Checa reciben menos fondos de lo que le corresponderían atendiendo a la biodiversidad que albergan, mientras que el caso opuesto ocurre en países como Reino Unido y Alemania.

“España es, junto con Italia, el país con mayor biodiversidad de Europa y también dispone de muchos fondos y recursos. En concreto, es el que cuenta con mayor superficie de la Red Natura 2000 y el que más fondos de proyectos LIFE recibe. Sin embargo, la cantidad de dinero de medidas agroambientales es algo menor del que le correspondería en función de sus valores de biodiversidad”, explica Sánchez Fernández.

Las dos principales directivas europeas sobre conservación –Directiva Aves y Hábitats– son las que marcan las principales especies a proteger. El problema reside en que la mayor parte de las especies no están incluidas en estos selectos listados de especies, especialmente de los grupos que representan la mayor parte de la biodiversidad, es decir, plantas no vasculares, y sobre todo, invertebrados. “En resumen, los fondos y recursos se gastan en gestionar pensando en una minoría de especies”, añade el experto.



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