El agua juega un papel clave para cumplir los objetivos marcados con los ODS
Parece que el agua es un recurso abundante y casi inacabable, pero la verdad se aleja de eso. Nos enfrentamos a un gran problema de escasez, ya que en todo el mundo, 2.100 millones de personas carecen de acceso a agua potable y disponible en el hogar y, unos 4.500 millones, carecen de un saneamiento seguro, según un informe reciente publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y UNICEF.
Con motivo de la Semana Mundial del Agua, más de 3.000 personas de casi 130 países se reúnen en un espacio de discusión que, desde 1991, trata de promover el intercambio de ideas, fomentar iniciativas, y proponer soluciones a los retos más acuciantes del agua en la actualidad.
Este año el lema de la Semana es “Agua y desperdicio: reducir y reusar”, por lo que la mayoría de los eventos buscan fomentar alianzas entre individuos y organizaciones de diferentes áreas de especialización, incluidas la tecnología y la política, para discutir sobre las mejores prácticas e innovaciones.
El Instituto del Agua de Estocolmo (SIWI), entidad que apoya oficialmente el camino hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible, ha sido una vez más el organizador de un evento en el que se pone en valor la importancia del agua. Siguiendo esa lína, el Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas, Peter Thomson, ha calificado el clima mundial y los recursos hídricos como «el fundamento de nuestra existencia», añadiendo que «sin una adecuada administración de ese fundamento, la Agenda del desarrollo sostenible 2030, obviamente, no va a ninguna parte. Porque sin el fundamento no podemos existir.»
También ha querido recalcar que es preciso cuidar y proteger el resto de recursos que nos ofrece el planeta. “No debemos olvidarnos de que cuando hablamos de medio ambiente, todo está conectado. No tiene sentido considerar los problemas de la tierra, el agua potable y el cambio climático como cosas aisladas, porque todos forman parte del mismo ecosistema planetario. Uno afecta al otro, por lo que debemos abordar sus desafíos de manera inclusiva e integral”, ha señalado.
Por su parte, la ministra de Medio Ambiente de Suecia, Karolina Skog, ha destacado el valor económico de la gestión sostenible y eficiente de nuestras aguas, incluyendo las residuales, así como el efecto que tiene en todos los aspectos de la vida humana.
Otro aspecto tratado ha sido el uso eficiente del recurso hídrico. El ecólogo David Holmgren ha afirmado en este punto que aunque es difícil, resulta necesario cambiar los patrones de consumo de agua a gran escala: “para reducir, serán necesarios algunos cambios drásticos, especialmente por parte de los principales usuarios de agua, incluidas las industrias, los productores de energía y el sector agrícola». Además, añadió que considera muy importante intentar cambiar la mentalidad sobre los residuos y “en lugar de presentarlos como un problema, se puede ver el desperdicio como un activo que también se convierte en una oportunidad de negocio».
Agua, sinónimo de salud y paz
Según la OMS, miles de millones de personas han obtenido acceso a servicios básicos de agua potable y saneamiento desde el año 2000, pero estos servicios no proporcionan necesariamente agua potable ni saneamiento seguro.
Muchos hogares, centros de salud y escuelas también carecen de agua y jabón para lavarse las manos, lo que aumenta el riesgo de contraer enfermedades que, como la diarrea, pueden afectar la salud de todo tipo de personas, especialmente de los niños pequeños, e incluso llegar causar su muerte. De hecho, 361.000 niños menores de 5 años mueren cada año a causa de la diarrea. Asimismo, el saneamiento deficiente y el agua contaminada también están relacionados con la transmisión de enfermedades como el cólera, la disentería, la hepatitis A y la fiebre tifoidea.
Por su parte, UNICEF informa de que más de 180 millones de personas en zonas de conflicto carecen de agua potable, lo cual facilita la propagación de enfermedades que pueden llegar a ser mortales, como el actual brote de cólera en Yemen, donde más de la mitad de los casos afectan a niños. Asimismo, en muchas ocasiones, el motivo de uso de la violencia y comienzo de guerras civiles en países subdesarrollados es el propio acceso al agua.