La huella ambiental tiene que seguir su camino hacia una correcta economía circular
Aunque se hayan popularizado conceptos como el upcycling ó supraciclado, que consiste en la reutilización creativa de coproductos, subproductos, materiales no útiles y residuos para transformarse productos de mejor calidad o mayor valor ambiental, no nos encontramos ante un reto sencillo. ¿Por dónde podemos empezar? Si no lo tenemos muy claro, la Unión Europea ha trabajado en un indicador multicriterio muy útil para implantar y medir nuestras prácticas en la Economía Circular.
Solemos partir de una situación caracterizada por las siguientes cuestiones:
- Existe cierta confusión y desconfianza sobre la información sobre la información que circula sobre el comportamiento ambiental, por ejemplo, porcentajes de reciclado, etiquetaje sobre eficiencia energética, publicidad con lavado verde (green washing) …
- La aparición de costes adicionales para las empresas si las autoridades públicas, sus socios comerciales, las iniciativas privadas y los inversores les piden que midan el comportamiento ambiental de un producto o una organización sobre la base de métodos distintos.
- Una posible reducción de las oportunidades del comercio transfronterizo de productos ecológicos.
- No se está actuando sobre la deficiencias o carencias del mercado de los productos ecológicos, por lo que corren el riesgo de agravarse.
Ante este panorama, la Comisión Europea lanzó una recomendación en abril de 2013 sobre el uso de métodos comunes para medir y comunicar el comportamiento ambiental de los productos y las organizaciones a lo largo de su Ciclo de Vida.
Ésta propuesta de Comunicación de la Comisión sobre un mercado único europeo de productos verdes (Communication on Building the Single Market for Green Products) tenía el objetivo de proporcionar información comparable y rigurosa sobre el impacto ambiental de productos y organizaciones, para generar confianza tanto en los consumidores, como en los inversores y en otros grupos de interés.
Hasta la fecha, la Comisión recomienda el uso voluntario de esos métodos para la medición y comunicación del comportamiento ambiental de los productos y las organizaciones en todo su ciclo de vida. Esto se ha materializado en la presentación por parte de la Unión Europea de 2 metodologías para medir el comportamiento ambiental en todo el ciclo de vida de los productos y de las organizaciones:
- 1. Huella ambiental de producto (HAP)
- 2. Huella ambiental de organización (HAO)
La huella ambiental de los productos (HAP, en inglés Product Environmental Footprint – PEF) es una medida multicriterio del comportamiento ambiental de un bien o servicio a lo largo de su ciclo de vida. Tiene como objetivo tratar de reducir el impacto ambiental de los bienes y servicios teniendo en cuenta las actividades de la cadena de suministro, desde la extracción de las materias primas a la gestión de los residuos finales, pasando por la producción y el uso.
La huella ambiental de las organizaciones (HAO, en inglés Organization Environmental Footprint – OEF) es una medida multicriterio del comportamiento ambiental de una organización que proporciona bienes o servicios, con la perspectiva de todo el ciclo de vida.
El objetivo de la huella ambiental de las organizaciones es reducir el impacto ambiental derivado de las actividades de las organizaciones, teniendo en cuenta las actividades del ciclo de vida completo. Es aplicable tanto a empresas, entidades de la administración pública, organizaciones sin ánimo de lucro y otros organismos.
Estas metodologías de la UE para medir la huella ambiental de los productos y de las organizaciones proporcionan información que puede utilizarse con diversos fines:
- Evaluación ambiental comparativa entre productos
- Evaluación ambiental a lo largo del tiempo
- Gestión de la cadena de suministro con el menor coste ambiental
- Adoptar medidas de reducción de la huella ambiental
- Participación en programas voluntarios u obligatorios