El grafeno aspira a revolucionar nuestro día a día con dispositivos de una flexibilidad sin precedentes
Es flexible, prácticamente transparente, pesa poco y es un magnífico conductor tanto de electricidad como de calor. Por cualidades como estas, el grafeno se considera el material del futuro que promete transformar la industria tal y como la conocemos.
“Sus propiedades exóticas tienen el potencial de revolucionar los productos existentes y abrir nuevos mercados que beneficiarán especialmente a nuestra vida diaria”, afirma a Sinc Stergios Logothetidis, director del Laboratorio de Nanotecnología LTFN y del Centro de Electrónica Impresa y Orgánica de Hellas (COPE-H) en Grecia.
El científico es uno de los cientos de investigadores que participan esta semana en la Graphene Week que se celebra en Atenas (Grecia), un congreso anual que reúne a los principales expertos mundiales en grafeno y que este año ha elegido la capital griega como sede.
Desde que en 2010 el Premio Nobel de Física reconociera los experimentos realizados con este material -galardonando a Andre Geim y a Konstantin Novoselov-, las investigaciones se han centrado en profundizar sobre esta forma bidimensional de carbono que está compuesta por láminas planas dispuestas en una curiosa red hexagonal.
Pero hasta ahora, uno de los mayores obstáculos para que llegue a la industria es conseguir grafeno de calidad que sea rentable. Eso es precisamente lo que persigue el proyecto europeo Gladiator, en el que participa Argiris Laskarakis, director del Grupo de Electrónica Orgánica en el Centro para la Electrónica Impresa y Orgánica en Hellas (Grecia) e investigador en el departamento de Física de la Universidad Aristóteles de Salónica (Grecia). En el congreso de Atenas, que se celebra hasta el viernes 29 de septiembre, los investigadores van a explicar las herramientas que han diseñado para desarrollar “grafeno de alta calidad, fiable y reproducible”, asegura el científico.
Calidad sin disparar los costes
Para encontrar grafeno no hay que irse muy lejos, tan solo hay que mirar la punta de un lápiz. En un milímetro de grafito se agolpan tres millones de capas de este material, unas encima de otras. Para producirlo a mayor escala, una de las técnicas que se utilizan es la CVD (deposición química en fase de vapor), es decir la reacción de una mezcla de gases en el interior de una cámara de vacío que crea grafeno en una capa muy delgada.
Con la finalidad de mejorar esta técnica de producción, el consorcio de Gladiator ha desarrollado nuevas herramientas, que permiten monitorizar de forma óptica in situ y en tiempo real el desarrollo del grafeno en sustratos como cobre y níquel. Según los investigadores, podrían usarse tanto en los laboratorios como a escala industrial. “El objetivo de Gladiator es mejorar la calidad y el tamaño de las láminas de grafeno CVD a la vez que se reducen los costes de producción para hacer más atractivo su uso”, resume Laskarakis.