¿Cómo es el deshielo en el Polo Norte?
El deshielo del Polo Norte está directamente relacionado con el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero, especialmente el dióxido de carbono (CO2). Desde la década de los 70, momento en el que comenzaron los registros vía satélite, se puede apreciar de manera muy clara la relación entre el aumento de la concentración de CO2 en PPM (partes por millón), el aumento global de la temperatura y la superficie de hielo desaparecida.
En 1979, con una concentración de 337 PPM y un aumento de la temperatura de 0,41 0C respecto a la era preindustrial, el Polo Norte ocupaba, partiendo de los datos de septiembre, una extensión de 7,22 millones de kilómetros cuadrados.
En 2016, la superficie de la masa de hielo ocupaba 4,68 millones de kilómetros cuadrados debido al aumento de la temperatura (+1,1 0C respecto a la era preindustrial) provocado por el aumento de concentración de las partes por millón del CO2 hasta alcanzar las 401 actuales. Esto significa que desde que se empezó a registrar el deshielo con imágenes desde el espacio, el Polo Norte ha perdido el 35 % del hielo.
El deshielo del Polo Norte en los próximos años
¿Qué pasará en el futuro con el Polo Norte? Los augurios no son nada halagüeños. Incluso asumiendo que todos los países cumplan con sus compromisos de contribuciones determinadas a nivel nacional, tal y como firmaron en el Acuerdo de París, la Agencia Internacional de Energía estima que en 2100 se alcanzaría un aumento de 2,7 0C respecto a la era preindustrial. Con aumento de la concentración de dióxido de carbono en las partes por millón hasta alcanzar las 855 (más del doble de las actuales), la masa de hielo del Polo Norte sería casi inexistente.
Teniendo en cuenta que cada tonelada de CO2 emitida a la atmósfera provoca la desaparición de 3 metros cuadrados de hielo en el Ártico durante los meses de más calor, se ha vuelto de vital importancia establecer y potenciar medidas de mitigación y adaptación frente al cambio climático.