Estudiar el comportamiento animal, de los gorilas en este caso, es uno de los trabajos científicos más complicados. No solo por la dificultad de observar el comportamiento de las distintas especies en la naturaleza, sino por el riesgo de confundir conductas aprendidas con otras que los animales pueden desarrollar por su cuenta.
En los últimos años, por ejemplo, algunos estudios afirmaban que el gesto de algunos gorilas occidentales de planicie (Gorilla gorilla gorilla) que lavan la fruta en el agua antes de comérsela era un ejemplo de conducta social aprendida y transmitida culturalmente en los grupos de animales.
Ahora, un trabajo de Damien Neadle, que se puede encontrar en la revista PLoS ONE, demuestra mediante una serie de experimentos que estos animales son capaces de desarrollar este comportamiento de lavar la comida.
Gorilas
En una serie de pruebas con los gorilas del zoo de Leipzig, los autores mostraron que cuando daban a los animales manzanas cubiertas de arena, en un 75 por ciento de los casos buscaron el agua y las limpiaron antes de ingerirlas.
“En cuatro de nuestros cinco gorilas al menos una de las técnicas de lavado era similar a las observadas en la naturaleza”, explica Neadle.
“Dado que estos dos grupos están culturalmente desconectados, el resultado sugiere que no se requiere aprendizaje social para que este comportamiento emerja”.
Aunque los autores reconocen que el aprendizaje social puede hacer que este comportamiento se repita con más frecuencia, su estudio con gorilas en cautividad -que nunca se han cruzado con aquellos que protagonizaban los anteriores trabajos- demuestra que el lavado de la fruta puede reinventarse espontáneamente.
“Este hecho no le resta importancia al aprendizaje social”, aclara Neadle, “sino que simplemente subraya el papel del aprendizaje individual en la aparición del comportamiento de lavar la fruta en los gorilas occidentales de planicie. Aquí sostenemos que el aprendizaje individual es responsable de la forma de comportamiento, pese a que el aprendizaje social posiblemente contribuya a su frecuencia”.
“Más que ser una consideración binaria sobre si es aprendizaje cultural o no, los comportamientos como este, que se pueden propagar pero también pueden surgir espontáneamente en individuos”, concluye, “pueden considerarse como una forma de cultura suave”.
Fuente: Voz Pópuli,