Así, los Veintiocho y la Eurocámara han acordado introducir un objetivo de reciclaje vinculante de los residuos urbanos del 55% en 2025, del 60% en 2030 y elevarlo hasta el 65% en 2035, un objetivo que estará «sujeto a revisión», han informado fuentes europeas.
Las nuevas normas de reducción de desechos acordadas contemplan una derogación temporal de cinco años en el caso de los tres objetivos para los Estados miembro que han reciclado menos del 20% o donde más del 60% de residuos urbanos acababa en vertederos en 2013, han precisado las fuentes.
Los Veintiocho y la Eurocámara también han acordado un objetivo vinculante para reducir al 10% la basura urbana que acaba en vertederos en 2035, han precisado fuentes europeas.
También habrá un periodo de derogación de cinco años en este caso para los Estados miembro donde más del 60% de residuos urbanos acababa en vertederos en 2013. «Los Estados miembro que hagan uso de la derogación tendrán que tomar las medidas necesarias para reducir antes de 2035 la cantidad de desechos urbanos en vertederos al 25% o menos de la cantidad total de residuos municipales generales», han precisado.
Promover la economía circular
Los Veintiocho y la Eurocámara también han llegado a un acuerdo para un objetivo de reciclaje para envases del 65% en 2020 y el 70% en 2030, que serán algo menos ambiciosos en el caso de los de plástico (50% y 55% respectivamente).
El 75% y 85% de los envases de papel o cartón se reciclarán en 2025 y 2030, el 70% y 75% en el caso de los de cristal o vidrio, el 50% y 60% en el caso de los de aluminio y el 70 y 80% en el caso de los envases de metales férricos. A su vez, el 30% de los envases de madera deberán reciclarse en la UE en 2030, cinco puntos más que en 2025.
Las nuevas normas, que todavía deben ser aprobadas formalmente por los Gobiernos europeos y la Eurocámara, también contemplan métodos y normas más estrictos para controlar el progreso por parte de los países para cumplir las metas y requisitos «mínimos» para exigir la responsabilidad de los productores, que serán responsables de la recogida, clasificación y tratamiento.
Así, los productos deberán pagar una contribución financiera por ello, que se calculará en base a los costes de tratamiento de los residuos urbanos. El objetivo de las nuevas normas es promover la economía circular, proteger el medio ambiente y mejorar la salud y bienestar de las personas. En la actualidad, un tercio de los residuos urbanos acaban en vertederos en la UE y apenas una parte limitada se recicla.