La sequía y los grandes incendios forestales han hecho que 2017 pase a la historia como uno de los peores años para la naturaleza en España y Portugal, pero también en regiones lejanas como California (EEUU). A la falta de lluvias en otoño -ha sido el más seco de este siglo- se han sumado unas temperaturas inusualmente altas. Y es que, si en 2016 sorprendió la ola de calor que hizo en septiembre, el buen tiempo del que disfrutamos en octubre de 2017 en buena parte de España era más propio de meses primaverales como mayo o junio. 

Pero lejos de ser extraordinarios, parece que estos cambios en las estaciones podrían convertirse en habituales si la temperatura global sigue aumentando. Al menos así lo cree un equipo internacional de investigadores que han calculado cómo será el mundo en dos escenarios climáticos: con un aumento de dos grados respecto a la temperatura que había al inicio de la era industrial, o con un incremento de 1,5ºC, que es el objetivo marcado por la comunidad internacional en los acuerdos del clima. El camino para lograrlo, según los científicos del clima, pasa inevitablemente por reducir significativamente la emisión de gases de efecto invernadero.

Los detalles de la investigación, realizada por científicos británicos y chinos, se publican esta semana en la revista Nature Climate Change. Según sus estimaciones, en ambos casos aumentaría la desertificación pero ese medio grado de diferencia, asegura el estudio, importa y mucho pues supondría "una reducción dramática" de la fracción de la superficie terrestre que experimente cambios importantes en comparación con lo que ocurriría si el incremento es de dos grados. En concreto, afirman que hasta un 25% de la superficie de nuestro planeta pasaría a ser "significativamente más seca" con dos grados más. 

Más sequías graves e incendios

Esto se traduciría en un aumento de las sequías graves y de los incendios forestales que a lo largo del siglo XX y en lo que llevamos de siglo XXI ya han ido aumentado en el Mediterráneo, en el sur de África y la costa este de Australia. "La aridez es una seria amenaza porque puede tener un impacto crítico en sectores como la agricultura, la calidad del agua y la biodiversidad", advierte en una nota de prensa Chang-Eui Park, científico de la Southern University of Science and Technology (SUSTech) en Shenzhen (China) y coautor de la investigación. 

Para estimar la aridez de un territorio se combina la información sobre las precipitaciones y la evaporación. Los investigadores estudiaron las proyecciones a partir de 27 modelos climáticos globales para identificar qué áreas del mundo cambiarán sustancialmente teniendo en cuenta las variaciones que están experimentando en la actualidad y simulando un aumento de 1,5º y 2ºC respectivamente.

Así, concluyeron que las regiones que son semiáridas en la actualidad se convertirán en áridas. "Nuestra investigación predice que la aridez afectará a entre el 20 y el 30% de la superficie terrestre mundial cuando las temperaturas globales experimenten un aumento de dos grados. Pero si el calentamiento se limita a 1,5ºC, dos tercios de las regiones afectadas podrían evitar que esa aridez fuera significativa", señala Manoj Joshi, de la Escuela de Ciencias Ambientales de la Universidad de East Anglia (Reino Unido). 

España sería uno de los países más beneficiados si el aumento de temperaturas se limita a 1,5ºC, según señala Tim Osborn, de la Universidad de East Anglia. Junto a España, los demás países del sur de Europa, el sureste de Asia, el sur de África, Centroamérica y el sur de Australia serían los más favorecidos por un calentamiento limitado. Todas estas regiones vulnerables, destaca el artículo, acogen al 20% de la población mundial.



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