Los mamíferos han visto limitados sus movimientos naturales por la modificación del paisaje debido a la actividad humana en todo el mundo. Sus hábitats se fragmentan y esto está teniendo graves consecuencias en la conservación de numerosas especies.
Para conocer la repercusión a escala global de este fenómeno, un grupo de investigadores, entre los que se encuentra Pascual López del Instituto Cavanilles de la Universidad de Valencia (UV), equipó a diferentes especies de mamíferos con un dispositivo individual de rastreo GPS. De esta forma, consiguieron dejar registro de la ubicación de cada animal durante un periodo de al menos dos meses.
En total, recopilaron datos del movimiento de 803 individuos de 57 especies de mamíferos en todo el mundo -desde liebres hasta jabalíes, elefantes y leopardos- y los compararon con el Índice de Huella Humana, que aporta información sobre infraestructuras, asentamientos y terrenos agrarios de las áreas de estudio. Además, utilizaron el portal Movebank, que archiva los datos de movimiento animal incorporados por investigadores de todo el mundo.
El estudio, publicado en la revista Science, concluye que a lo largo de un periodo de 10 días, los mamíferos que habitan zonas de impronta humana relativamente alta, como un paisaje agrícola europeo, solo cubren de la mitad a un tercio de la distancia recorrida por mamíferos que viven en paisajes más naturales. Aun así, el análisis muestra que, a escalas de tiempo más cortas -una hora, por ejemplo-, el movimiento de los mamíferos no se ve significativamente afectado por la acción humana. La mayoría de los mamíferos se mueven cada día en busca de comida, de pareja o de refugio.
Nuestra especie también se ve afectada
Los investigadores temen que las distancias de viaje reducidas puedan afectar a las funciones de los ecosistemas que afectan a los movimientos animales. «Los mamíferos juegan un papel importantísimo en la dinámica de los ecosistemas y en su funcionamiento. Tienen incidencia, por ejemplo, en el mantenimiento de las redes tróficas, en la regulación de la dinámica poblacional otras especies, en el transporte de nutrientes y semillas, o en la transmisión de enfermedades. Esta limitación de la movilidad de los mamíferos en ambientes antrópicos puede tener consecuencias de gran alcance para nuestra especie“, señala López.
Para la autora principal del estudio, Marlee Tucker, de la Universidad de Goethe en Frankfurt (Alemania) es importante que los animales se desplacen, «puesto que en el movimiento se llevan a cabo importantes funciones ecológicas. Además, los desplazamientos de mamíferos permiten la interacción de especies diferentes en redes alimentarias, que de otra manera no se podrían producir. Si los mamíferos se mueven menos, podría verse alterada cualquiera de estas funciones de los ecosistemas».
«Por otro lado, los mamíferos, especialmente los depredadores, pueden favorecer el aumento de la producción agraria mediante el control de especies plaga. Asimismo, facilitan el control de los mesopredadores que provocan daños en especies de interés económico y pueden servir para controlar la transmisión y dispersión de enfermedades, puesto que ayudan a disminuir las poblaciones de especies huéspedes y especies que actúan como vectores de transmisión», concluye el investigador de la UV.