Cambio de rumbo después de cuatro años. La Junta de Andalucía no descarta ahora apoyar el trasvase de agua a Almería en caso de que se produzca una «situación extrema», una opción que pasaría por hacer llegar agua a la provincia desde el Ebro, tal y como preveía el Plan Hidrológico Nacional -diseñado por el Gobierno del PP y derogado por el de Rodríguez Zapatero en 2004- o desde el Tajo-Segura, aunque esta opción difícilmente podría satisfacer las amplias necesidades de la agricultura almeriense.

«El principio de solidaridad es necesario entre las comunidades autónomas, sea a través de trasvases, en barco o de cualquier otra actividad, y siempre seré partidaria de la llegada de agua a cualquier territorio para el abastecimiento de la población y de las actividades industriales y agrícolas cuando se produzca una situación extrema», afirmó ayer la consejera de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, Cinta Castillo, en Sevilla en un foro con empresarios al ser preguntada sobre la posibilidad de realizar trasvases a la provincia.

Las palabras de Castillo coinciden con el giro que el nuevo Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino ha dado a la política de aguas tras asumir la cartera la ministra Elena Espinosa. No en vano, el pasado día 23, la vicepresidenta primera del Gobierno, Fernández de la Vega, afirmó que el Ejecutivo no descarta realizar trasvases entre cuencas hidrográficas «cuando sean económicamente y medioambientalmente viables». «Ninguna solución es suficiente por sí misma», sentenció la vicepresidenta.

El ministerio planea efectuar un trasvase Tajo-Segura para abastecer a Cáceres en los próximos meses, pero Castillo se pronunció ayer abiertamente sobre el caso almeriense. Aunque la consejera evitó hablar del PHN, de sus palabras se deduce que la política hidráulica de los socialistas no pasa ya de forma exclusiva por la política de construcción de desalinizadoras puesta en marcha por la ex ministra Narbona.

Los socialistas defendieron a lo largo de la pasada legislatura que su alternativa al proyecto de trasvase del PP no sólo era más barata, sino que lograría también llevar a Almería más agua en menos tiempo. Narbona prometió en junio de 2004 una inversión en Almería de 568 millones de euros para la construcción de seis desaladoras y la mejora de los recursos hídricos, lo que se iba a traducir en 189 hectómetros cúbicos de agua al año, pero la realidad ha sido otra distinta. Los resultados electorales del PSOE en la provincia en las pasadas elecciones juegan también en favor del cambio de posición.



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