Un nuevo estudio publicado en la revista The Lancet Planetary Health demuestra que cumplir con la ley -en este caso, de cambio climático- es bueno para la salud. La investigación se centra en la ley británica de cambio climático, una norma pionera aprobada hace una década. Y dicen sus autores que su cumplimiento podría reducir de forma drástica la contaminación atmosférica en el Reino Unido para 2050. De hecho, el estudio prevé beneficios significativos para la salud humana asociados al cumplimiento del objetivo principal de la norma, que es reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 80% para 2050 respecto a 1990 (objetivo que ya se propone subir al 100%).
Hay mucho que hacer: en la actualidad, más de ocho millones de niños y niñas viven en zonas de Reino Unido con niveles ilegales de contaminación atmosférica. Los impactos se empiezan a notar en el desarrollo de los pulmones, el corazón y el cerebro del feto, y este daño temprano puede provocar problemas de salud amplios y duraderos. Unas 40.000 personas al año sufren una muerte prematura en Reino Unido a causa de la contaminación atmosférica de dióxido de nitrógeno y pequeñas partículas combinada con problemas de salud como asma, cáncer, demencia, diabetes, enfermedades cardíacas, obesidad e ictus.
Con todo, ya se ha cubierto parte del camino. Según la investigación, la ley británica ya ha tenido beneficios importantes para la salud asociados al abandono progresivo del carbón en el sistema eléctrico, beneficios que se multiplicarán con la reducción de las emisiones prevista en los sectores residencial y del transporte. Además, como resaltan los autores, incluir la perspectiva de salud en la descarbonización del transporte implica no solo apostar por el vehículo eléctrico o el transporte público, sino también fomentar otras opciones de movilidad buenas para la salud, como ir en pie o en bicicleta.
En España, también la contaminación atmosférica provoca la muerte prematura de miles de personas al año y los beneficios de la ambición en la lucha contra el cambio climático serían igualmente innegables. No obstante, el Gobierno sigue sin iniciar la tramitación de la muy esperada Ley de Cambio Climático y Transición Energética. Mientras los políticos balbucean al decir que los retrasos tienen explicación, este estudio británico demuestra que la urgencia y la ambición tienen justificación. Y de sobra.