A pesar de las dificultades, el oso polar sigue siendo una de las criaturas más impresionantes del planeta, pues sus características lo convierten en todo un icono del reino animal. Te mostramos todas las curiosidades que debes conocer sobre esta vulnerable, pero poderosa especie:
Evolución
El oso polar (Ursus maritimus) evolucionó a partir de una población de osos pardos durante el Pleistoceno. Algunas investigaciones sugieren que este proceso comenzó hace unos 38 millones de años, cuando un grupo importante de osos se separó y se adaptó a unas nuevas condiciones de vida.
800 kilos
Es el animal terrestre más grande. Mide hasta 3 metros desde el hocico al final de la cola, y pesa hasta 800 kilogramos (el macho). Sin embargo, tienen la cabeza relativamente pequeña.
Familia de 3
Los osos polares tienen dos crías por camada tras un período de gestación de 6,5 a 9 meses. Las crías permanecen con la madre durante 2 ó 3 años. El resto del tiempo, son animales solitarios.
Viajeros incansables
El oso polar puede viajar hasta 1000 kilómetros en los cambios de estación, cuando el hielo se derrite o se congela, ya sea caminando sobre el hielo o nadando. Su olfato es tan agudo que puede oler una foca a 32 kilómetros de distancia.
Patas como raquetas
Tiene unas patas anchas que actúan como raquetas de nieve, distribuyendo su peso para un mejor desplazamiento sobre la nieve y el hielo, pero también en el agua. Cuenta con cinco largas y curvas garras no retráctiles que se clavan en la nieve.
Negro bajo un abrigo blanco
Bajo el pelaje blanco, la piel del oso polar es de color negro, lo que le ayuda a absorber los rayos de sol. Además, cuenta con una espesa capa de grasa para soportar las temperaturas polares. Su doble abrigo de pieles repele el agua y, gracias a su color blanco, le ayuda a camuflarse.
A 37 grados
Los osos polares, además, mantienen una temperatura media de 37 grados. El motivo por el que soporten temperaturas extremas es que además de su gruesa y dura capa de piel, estos animales tienen una espesa capa de grasa adicional. Esta es la causante de su termorregulación. Sin embargo, esa misma capa es la que provoca que tengan un rápido sobrecalentamiento y no soporten las temperaturas elevadas.
Perezosos
Los osos polares pasan inactivos la mayor parte del tiempo (66,6% de sus vidas). El sobrecalntamiento es uno de los factores principales por los que esta especie se desplaza a una baja velocidad y suele tumbarse a descansar.
Jugando viven más
Los osos polares que juegan viven más tiempo, gozan de mejor salud y tienen más descendencia, según un reciente estudio del etólogo Robert Fagan, de la Universidad de Alaska.
Un gran olfato
Uno de los sentidos más desarrollados del oso polar es su olfato. Es tan agudo que puede percibir el aroma de una foca a más de 30 kilómetros de distancia, algo muy útil teniendo en cuenta las dificultades para encontrar alimento. Ademas, es muy importante para identificar cualquier tipo de peligro que pueda acecharles a su alrededor.
Alimentación
Pueden comer hasta 30 kilos de comida en un mismo día. Su principal fuente de alimento son las focas. Cuentan con 42 afilados dientes, que le permiten devorar fácilmente a sus presas. Estas piezas son más largas que las que posee el oso pardo en su boca.
Bucean
A veces, cuando acechan a sus presas, los osos polares se sumergen en el agua gracias a las adaptaciones de sus patas. Esta actividad también la realizan para buscar algas, limpiarse o reducir su temperatura corporal. Se estima que pueden permanecer sumergidos unos 2 minutos a profundidades entre 3 y 5 metros.
Siempre limpios
Esta especie es extremadamente limpia, pues después de cazar y devorar a su presa, siempre dedican un tiempo a eliminar con agua y nieve los restos del animal de su cuerpo. Los investigadores apuntan a que puede que, al tener tan sensible el olfato, les incomoda el olor y necesitan quitarlo inmediatamente.
Seguimiento vía satélite
WWF y Canon han elaborado la herramienta online (Polar Bear Tracker) que nos permite seguir sus movimientos migratorios en el archipiélago de Svalbard, Noruega, el Mar de Beaufort, Alaska, la Bahía de Hudson y Canadá. El uso de collares con dispositivos satelitales ayuda a seguir de cerca sus movimientos, ampliar el conocimiento de sus hábitos y saber cómo les están afectando los impactos del cambio climático.
En peligro
El oso polar está catalogado como especie vulnerable en la Lista Roja de especies Amenazadas de la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza. Según los informes de la World Wildlife Fund, estas criaturas podrían desaparecer durante el próximo siglo si no se pone freno a la destrucción de su ecosistema.
Fuente: Muy Interesante,