Un nuevo estudio dirigido por la NASA ha resuelto un rompecabezas que involucra el reciente aumento en el metano atmosférico con un nuevo cálculo de las emisiones de los incendios globales.
El nuevo estudio resuelve lo que parecían diferencias irreconciliables en las explicaciones para el aumento en las emisiones de metano, un potente gas de efecto invernadero.
Emisiones de metano
Las emisiones de metano han aumentado drásticamente desde 2006. Diferentes equipos de investigación han producido estimaciones viables para dos fuentes conocidas del aumento: las emisiones de la industria del petróleo y el gas, y la producción microbiana en ambientes tropicales húmedos como marismas y arrozales.
Pero cuando estas estimaciones se agregaron a las estimaciones de otras fuentes, la suma fue considerablemente mayor que el aumento observado. De hecho, cada nueva estimación fue lo suficientemente grande como para explicar todo el aumento por sí mismo. El científico John Worden del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA en Pasadena, California, y sus colegas se centraron en los incendios porque también están cambiando a nivel mundial.
Área quemada
El área quemada cada año disminuyó aproximadamente un 12 por ciento entre principios de los años 2000 y el período más reciente de 2007 a 2014, según un nuevo estudio que utiliza observaciones del instrumento satelital del Espectrómetro de imágenes de resolución moderada de la NASA.
La suposición lógica sería que las emisiones de metano de los incendios han disminuido en aproximadamente el mismo porcentaje. Usando mediciones satelitales de metano y monóxido de carbono, el equipo de Worden descubrió que la disminución real de las emisiones de metano era casi el doble de lo que sugeriría.
Cuando el equipo de investigación restó esta gran disminución de la suma de todas las emisiones, el presupuesto de metano se equilibró correctamente, con espacio tanto para el combustible fósil como para los humedales. La investigación se publica en la revista Nature Communications.
La mayoría de las moléculas de metano en la atmósfera no tienen características de identificación que revelen su origen. El rastreo de sus fuentes es un trabajo de detective que involucra múltiples líneas de evidencia: mediciones de otros gases, análisis químicos, firmas isotópicas, observaciones del uso de la tierra y más.
Fuente: Low Carbon Future,