¿Qué es un dron?
Un dron es lo que conocemos como un vehículo aéreo no tripulado, que puede ser controlado de forma remota por una persona o preprogramado autónomamente. Existen distintos tipos de drones según sea su configuración, sus características y uso -recreativo, comercial o militar-.
En España la normativa que regula la utilización civil de las aeronaves pilotadas por control remoto (RPA) es el Real Decreto 1036/2017, del 15 de diciembre. Esta normativa establece como requisito que tanto el diseño como las características del RPA deben permitir al piloto intervenir, en todo momento, en el control del vuelo. Además cabe destacar que, para poder manipular un dron de uso no lúdico, debe ser identificable, estar matriculado y disponer del certificado de aeronavegabilidad, así como cumplir con unas determinadas condiciones para utilizar el espacio aéreo.
¿Qué aplicaciones tiene?
Los vehículos aéreos no tripulados o drones cada vez tienen más utilidades. Año tras año, surgen nuevas configuraciones que nos aportan soluciones aplicables a diferentes sectores: medio ambiente, logística, seguridad, cartografía, cine, Internet, etc. En cuanto a las aplicaciones, podemos destacar las más conocidas: hacer fotos, grabar vídeos, buscar personas, controlar incendios, diseminar semillas, lanzar chalecos salvavidas, acercar comida o medicamentos a áreas de difícil acceso, ayudar en investigaciones arqueológicas, controlar rebaños, estudiar migraciones de aves, predecir erupciones volcánicas, manipular materiales nocivos…
¿Qué hay de la eficiencia energética?
Mejorar la eficiencia energética de los edificios, fábricas, flota, alumbrado público u otras instalaciones de una ciudad es una tarea cada vez más importante, debido a las restrictivas normativas a nivel nacional y europeo y a las oportunidades de ahorro energético y económico que supone. Resulta muy interesante poder disponer de nuevas tecnologías, como son los drones, para conseguir determinar y mejorar la eficiencia energética de nuestras instalaciones.
Algunos de los usos de los drones referentes a la eficiencia energética podrían ser:
- La termografía infrarroja: La termografía infrarroja es una aplicación imprescindible para comprobar el estado global de la cubierta y envolvente de las instalaciones. Gracias a este tipo de fotografía, podemos localizar los posibles puentes térmicos, malos aislamientos en fachadas o en redes de distribución de frío y calor, fugas o humedades, entre otras aplicaciones.
- Inspecciones periódicas: Gracias a su control remoto, los drones son capaces de acceder a lugares de difícil acceso y sobrevolar zonas para obtener una visión general. Por ello, son una herramienta muy útil para realizar inspecciones en todo tipo de instalaciones energéticas como, por ejemplo, en líneas de Alta Tensión, instalaciones de solar fotovoltaica, turbinas eólicas, presas hidroeléctricas y en instalaciones de distribución (tuberías, conductos y canales). El objetivo es poder llevar a cabo un mantenimiento preventivo, ya sea mediante fotografía normal o termografía, y adelantarse a posibles problemas graves. Es muy útil para poder detectar a tiempo averías en la red de distribución eléctrica o en paneles solares.
- El transporte de mercancías: Otra de las funciones que está tomando cada vez más fuerza es el uso de los drones para transportar mensajería, alimentos o productos. Ya lo anunció la empresa Amazon, que está desarrollando un proyecto para realizar entregas mediante estos vehículos. Gracias a este tipo de transporte, se reduce el consumo de electricidad y combustibles fósiles asociados al desplazamiento, mejorando así la eficiencia energética.
- Cargar vehículos eléctricos: Aunque aún no es posible, Amazon también ha patentado el uso de drones para cargar vehículos eléctricos en movimiento, solucionando así la gran preocupación de la falta de puntos de recarga en los recorridos de largas distancias. Básicamente el sistema consistiría en pedir ayuda a un dron cuando vamos conduciendo y que éste se aproxime gracias a un identificador externo en nuestro coche. Todas estas aplicaciones reducen el coste por personal, el consumo energético y las emisiones a la atmósfera de gases de efecto invernadero (GEI). Queda claro que irán surgiendo más aplicaciones que favorezcan la eficiencia energética en los próximos años.