Es el primer ejemplar de este gigante de los mares que se deja ver por aguas españolas en décadas. ¿Hay motivos para alarmarse?. Si hay un animal del que el cine ha creado una imagen radicalmente contraria a la realidad ese es el gran tiburón blanco (Carcharodon carcharias). Bastaría con ver su alerta dorsal para infundir terror en bañistas de cualquier lugar del planeta. Sin embargo, como explican varios expertos, la imagen de este enorme escualo está muy distorsionada y sigue siendo un completo desconocido para la mayoría.
El indio Raj Aich y la británica Soosie Lucas son dos investigadores que estudian cómo el buceo en jaulas marinas influye en la interacción humana estos tiburones. Durante 2017, ambos han entrevistado a 150 buceadores de 20 países y de todas las edades que han utilizado este tipo de jaulas para encontrarse con tiburones blancos. "Nuestra investigación muestra que los buzos que participan en el estudio vuelven con una actitud positiva hacia los tiburones después de una inmersión en jaula", dice el Dr. Aich en un reportaje elaborado por la BBC.
Steven Spielberg convirtió hace cuatro décadas al mayor depredador del mundo en un terrorífico y sanguinario ser al que le gustaba atacar a los humanos casi por placer. Tras la película Tiburón (Jaws), muchas más vinieron aprovechando el filón en taquilla que era presentar a este animal como un monstruo marino despiadado y devorador de humanos. "Vive para matar, es como si Dios hubiera creado al diablo y le hubiera dado mandíbulas", rezaba la promoción de la película de 1975.
En la vida real, el gran tiburón blanco, que puede pesar hasta dos toneladas y medir hasta seis metros de longitud, es un depredador que se alimenta generalmente de focas, leones marinos, atún y salmones. "Es un animal muy agudo y sensible", explica el doctor Aich. "Yo mismo me he sumergido en el agua tras lanzar a ella grandes cantidades de carne y me he encontrado con que el tiburón nunca venía a mi encuentro, o apenas llegaba se iba".
"Es un animal muy explosivo cuando caza, pero eso no es sinónimo de que estemos ante un ser sediento de sangre y agresivo. El combate es su último recurso y su comportamiento se basa en no involucrarse en conflictos", explica para BBC el especialista en tiburones Craig Ferreira.
"Son pacíficos, tranquilos y hermosos de contemplar. Tienen un punto de curiosos e inquisitivos, suelen acercarse a las jaulas de los buzos para ver lo que hay y rápidamente se marchan", explica. El problema viene cuando el humano actúa de forma que, bien por la pesca u otros factores, altera el comportamiento de estos animales y lo hace antinatural, cuenta George H Burgess, experto en tiburones del Museo de Historia Natural de Florida (EE UU).
Según el International Shark Attack File, entre 2011 y 2016 la media de ataques ha humanos cada año se ha situado en 84. Leah Gibbs, especialista de la universidad de Wollongong (Australia) asegura que hay documentadas apenas 13 muertes atribuidas directamente a tiburones blancos desde 1870.