¿Es una granja? ¿Es una fábrica? Los promotores utilizan en ocasiones el nombre de bio-refinería… En cualquier caso, las instalaciones de la empresa Ynsect en Dole (cerca de Dijon, Francia) se han convertido en menos de dos años de funcionamiento en uno de los mayores centros de producción de insectos del mundo. En un sector emergente como este es difícil establecer un ranking de producción y ventas pero todo parece indicar que la planta de Dole es la más importante del sector en Europa.

Ynsect se centra por el momento en cría y procesado del gusano de la harina (Tenebrio molitor), forma larvaria de un insecto utilizada comúnmente como alimento vivo para mascotas y como cebo de pesca. El gusano de la harina es comestible para los humanos y algunos publicaciones especializadas indican que ya está siendo incluido en algunas dietas -en deportistas, por ejemplo- debido a su alto contenido en proteínas.

La planta de Dole, construida como un prototipo, convierte estas larvas en harina para la fabricación de pienso destinado a sectores como la acuicultura o los animales domésticos. El pasado año esta factoría elaboró 400 toneladas de este tipo de harina a base de insectos y la empresa espera multiplicar por 50 su producción en pocos años.

La empresa ha diseñado y patentado diversos sistemas de producción de insectos a gran escala y no descarta la utilización de otras especies de insectos; al mismo tiempo que deja abierta la posibilidad de ‘fabricar’ insectos para la alimentación humana.

Relación con el medio ambiente

Ynsect es un proyecto a medio camino entre la ganadería y la industria pero, además de trabajar con seres vivos como los insectos, reune diversos elementos relacionados con el medio ambiente.

Los promotores de esta empresa creada en 2011, ahora con apoyo financiero de diversos inversores privados y públicos (incluido el gobierno francés) destacan que la producción de insectos es una contribución a la lucha contra la falta de alimentos a escala mundial y una apuesta contra la explotación de los recursos naturales. Según la empresa, la producción de insectos reduce la presión sobre el mercado de alimentos y supone forma global una reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Este proyecto francés, además destaca porque basa su producción en la reutilización de residuos orgánicos (en su mayor parte, restos de comida) para producir insectos que más tarde se convierten en alimentos. “Ynsect utilizará los restos de alimentos que de otra forma acabarían en los vertederos. Los insectos tienen el sistema de enzimas perfecto para bioconvertir dichos materiales. Tan solo les damos lo que comerían de forma natural”, destaca la empresa en su página en internet. Una nueva forma de poner en práctica el concept de “economía circular”.

Fuente: La Vanguardia / JOAQUIM ELCACHO,



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