La expedición, que está dando la vuelta al mundo durante cuatro años (2015-2019), siguiendo la estela de Magallanes, a bordo del velero “Fleur de Passion”, ha identificado ya, en el marco del programa “The Winds of Change”, numerosas zonas de fuerte emisión de metano y dióxido de carbono entre Mactán (Filipinas) y Singapur, puerto en el que la expedición hace escala desde ayer y hasta el 25 de marzo.
Otro de los proyectos que va a bordo de esta expedición es “20.000 sonidos bajo el mar”, del Laboratorio de Aplicaciones Bioacústicas (LAB) de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC), que contribuirá a cartografiar la polución sonora en los océanos, ha alertado de que ninguna región del globo está libre ya de polución acústica, excepto entre la Polinesia francesa y Australia.
Metano y CO2
El proyecto pionero de monitorización de los gases de efecto invernadero en la superficie de los océanos ha permitido recoger de manera continua datos sobre las concentraciones de metano y dióxido de carbono a lo largo de toda la ruta del barco hasta Singapur.
El programa “The Winds of Change” ha identificado los primeros puntos críticos de estas zonas de emisión de gases de efecto invernadero que, según los investigadores, requiere una vigilancia especial por parte de la comunidad científica. El programa quiere aportar a la comunidad científica datos de campo inéditos que contribuyan a comprender el papel de los océanos en el problema del calentamiento global.
Puntos críticos
“Las concentraciones de metano y de dióxido de carbono experimentan claros aumentos en la proximidad de las ciudades, cerca de las islas y en la superficie de las aguas poco profundas o, dicho de otro modo, en las zonas con impacto de la actividad humana y donde se observa una mayor proliferación de algas”, ha señalado el profesor Daniel McGinnis, jefe del Grupo de Física Acuática de la Universidad de Ginebra y responsable del proyecto.
“En el proyecto ya se han revelado muchos puntos críticos, zonas con una tasa de emisión de gases de efecto invernadero muy elevada que requerirían estudios más profundos, como por ejemplo en Mactán, donde se han detectado emisiones de metano más de seis veces superiores a la media”, ha denunciado el profesor McGinnis.
En el marco de este programa, el velero de 33 metros “Fleur de Passion” -un viejo buscaminas de la marina alemana construido en 1941 y transformado después para dar la vuelta al mundo- está equipado con un analizador de gases conectado a una toma de aire situada a 16 metros sobre la superficie del mar, en el palo de mesana, en la popa del barco.
Fuente: EFE Verde,