En cuestión de luz el color importa, como ha podido comprobar Steven Lockley, neurocientífico de la Escuela de Medicina de Harvard (EE UU) que quiso averiguar qué ocurría cuando se exponía a un grupo de sujetos a luz azul durante 6,5 horas, comparándolo con otros que pasaban el mismo tiempo en un entorno con luz verde, y resultó que la luz azul suprimía la síntesis de melatonina -la hormona del sueño- hasta dos veces más que la verde. Estos son algunos de sus efectos:
Insomnio
Si normalmente se nos empiezan a cerrar los ojos a las 11 de la noche, al permanecer expuesto a luz azul puede hacer que nos resulte imposible conciliar el sueño hasta pasadas las 2 de la madrugada, según demostraba en un experimento Steven Lockley.
Eleva la temperatura y mejora la memoria
Según ha comprobado el investigador de la Universidad de Montreal (Canadá) Gilles Vandewalle, la luz azul aumenta el ritmo cardíaco y eleva la temperatura. Y usando electroencefalogramas observó que cuando una persona se exponía a esta tonalidad de luz mientras realizaba tareas de memorización, la respuesta en áreas de la corteza frontal y parietal de su cerebro mejoraba.
Buena en el «cole» y en hospitales
De acuerdo con el cronobiólogo alemán Dieter Kunz, aumentando la cantidad de azul en la luz artificial podríamos incrementar el rendimiento y la capacidad de aprendizaje tanto en los colegios como en las oficinas y en otros lugares de trabajo en espacios cerrados. Incluso mejorar la salud de pacientes en hospitales. Paralelamente, ¿reducir la exposición a luz azul en horario nocturno protegería a los trabajadores por turnos de enfermedades como el cáncer o los problemas cardiovasculares, además de reducir los problemas de insomnio en toda la población?, sostiene Kunz.
Anti jet lag
La luz azul se podría utilizar como terapia para poner en hora o reiniciar el reloj interno de personas que, tras un viaje que atraviesa varios husos o zonas horarias, sufren jet lag. Lo mismo se podría aplicar para estudiantes que trasnochan, astronautas en órbita en la ISS…
Para conducir
Un estudio reciente de la Universidad de Burdeos y el CNRS francés ha demostrado que para contrarrestar los problemas de somnolencia que aparecen al conducir en horario nocturno basta exponer a quien circula al volante a luz azul monocromática. De esta forma se reducen los fallos a la mitad, prácticamente lo mismo que tomando 400 mg de café, según revelaron los experimentos.
Sensibles por el ocaso
Que seamos tan sensibles a la luz azul tiene que ver con un fotopigmento llamado melanopsina que es especialmente sensible a esta longitud de onda (460-485 nm). Esta molécula presente en las células ganglionares fotosensibles de la retina (pRGCs por sus siglas en inglés) del ojo humano. De acuerdo con Russell Foster, una posible explicación es que estas células estén configuradas para detectar la luz de onda dominante al crepúsculo. «Durante el ocaso, el sol está cerca del horizonte y hay un relativo enriquecimiento de la luz azul en la cúpula del cielo porque las partículas de la atmósfera hace que las ondas de luz corta se dispersen más que el resto», describe Foster.
Fuente: Elena Sanz / Muy Interesante,
Artículo de referencia: https://www.muyinteresante.es/salud/articulo/6-efectos-de-la-luz-azul-que-deberias-conocer,