La restauración ecológica en España se está consolidando como una práctica habitual a la hora de recuperar la funcionalidad de los ecosistemas degradados y la conectividad del territorio.
Una de las líneas de trabajo que se ha abordado durante la reciente XIV Cumbre sobre Biodiversidad de las Naciones Unidas, que ha acogido Egipto, guarda relación con la integración de la biodiversidad en los sectores de la energía, la minería, las infraestructuras, los procesos de manufactura e industriales y la salud.
La Fundación Biodiversidad, del Ministerio para la Transición Ecológica, colabora en la actualidad con 22 grandes empresas e importantes entidades financieras y conservacionistas para cumplir, precisamente, tal objetivo.
Fruto de dicho esfuerzo público-privado, dentro de la «Iniciativa Española Empresa y Biodiversidad», se ha presentado oficialmente en Egipto y en el Congreso Nacional de Medio Ambiente 2018, y que se ha celebrado en Madrid, la Guía Práctica de Restauración Ecológica (pdf).
Sin embargo, tal y como apuntan los expertos, aún resulta imprescindible «consensuar los criterios y las metodologías comunes» que permitan una «planificación territorial estratégica e integrada en el marco del desarrollo de nuestra infraestructura verde». La Unión Europea ya ha adoptado distintos compromisos en esta materia para 2030 y 2050.
1. Oportunidades de carácter ambiental
La restauración ecológica incrementa la biodiversidad dentro de las áreas donde se ejecuta y limita los impactos negativos del cambio global al favorecer la resilencia de los ecosistemas. Se trata, también, de una herramienta que facilita la gestión sostenible del territorio y el uso eficiente de los recursos.
Un ejemplo concreto, citado en la guía, sería el convenio suscrito entre una importante compañía energética española y la Fundación Oso Pardo para reunir a las dos subpoblaciones de oso pardo presentes en la cordillera Cantábrica gracias a bosquetes que mejoran la cobertura forestal de la región y alimentan a los plantígrados.
2. Oportunidades de carácter económico
La restauración ecológica atenúa los riesgos ambientales y los efectos no deseados derivados de la realización de cualquier actividad económica con impacto directo sobre el territorio. Los costes de mantenimiento y de ejecución de los negocios también se reducen cuando las intervenciones sobre el medio natural se implementan de forma adecuada.
Sin olvidar las nuevas fuentes de ingresos y nichos de mercado que están surgiendo en torno a la planificación y gestión de sectores como la ingeniería civil, la minería o la agricultura, cuyas acciones pueden originar, con mayor o menor frecuencia e intensidad, efectos tangibles e inmediatos sobre la naturaleza.
Un buen ejemplo de lo anterior, como se recoge en la guía, lo constituye el Programa de Financiación de Capital Natural que coordina el Banco Europeo de Inversiones, orientado a la concesión de créditos en condiciones favorables para proyectos que, durante su transcurso, acrecientan el capital natural.
3. Oportunidades de carácter social
La restauración ecológica, al mejorar el paisaje sin alterar los valores culturales e históricos de la zona donde se practica, aporta un valor añadido a las poblaciones locales, que la demandan y se implican en su puesta en marcha y mantenimiento.
La iniciativa «Campos de vida», que comenzó en 2008, ya opera en ocho provincias españolas. Basada en la firma de acuerdos de custodia del territorio, sus participantes producen vino, aceite y legumbres sin competir por el uso de la tierra y logran, al mismo tiempo, por ejemplo, la restauración de charcas o la reintroducción de especies, como aves, dentro de los límites de sus agrosistemas.
Fuente: ABC / Ruth Pilar Espinosa,
Artículo de referencia: https://www.abc.es/natural/biodiversidad/abci-restauracion-ecologica-oportunidad-representa-para-espana-201811291135_noticia.html,