Suecia se ha erigido como una de las banderas mundiales del movimiento ecologista con políticas en algunos casos absolutamente revolucionarias.
El cambio climático es una realidad que lleva ya décadas en el ojo del huracán y ha sido objeto de debate y controversia en el plano político, económico y científico.
A estas alturas es absolutamente innegable que la actividad del ser humano ha tenido y sigue teniendo un impacto de gran magnitud en la evolución climática del planeta, lo cual preocupa profundamente a la comunidad científica, que deja de manifestar la necesidad de parar esta agresión medioambiental.
Estocolmo tiene una larguísima historia como azote del sistema consumista y contaminante de nuestro planeta, albergando en 1972 la primera Conferencia de Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente.
Aunque las políticas tomadas desde la capital son efectivas, los expertos no dudan en señalar el alto grado de educación de la población como uno de los puntos clave para su desempeño tan exitoso.
De hecho, la concienciación a nivel global se percibe como una medida más efectiva que las políticas de cualquier gobierno.
Por supuesto es admirable lo que no solamente Suecia, sino lo que otros estados e instituciones están aportando para preservar el bienestar del planeta, pero la contaminación no entiende de fronteras.
Los ejemplos favorables tienen sus antagonistas: las aglomeraciones urbanas y las actividades industriales altamente contaminantes que se llevan a cabo en los países en vías de industrialización (China, India, Brasil, México…) producen unos niveles de polución diariamente que son devastadoras lógicamente para esos países, pero también para todo el planeta.
Medidas y colaboraciones
Muchas instituciones privadas y particulares aprovechan las extraordinarias posibilidades de tecnología e intercomunicación de hoy en día como las de Teamviewer para establecer colaboraciones y tomar medidas sin restricciones ni fronteras.
Con estas iniciativas, es posible encontrar apoyos para la causa por todo el mundo y las iniciativas ganan en impacto. Si bien es cierto que las empresas altamente contaminantes son un problema que hay que resolver, no se puede olvidar que somos más de 7.000 millones de humanos en el mundo y que sin conseguir educar y conciencias a la gente, el objetivo se complica
Fuente: Julio / Conciencia Eco,
Artículo de referencia: https://www.concienciaeco.com/2019/03/08/suecia-bandera-contra-el-cambio-climatico/,