Cacao, café, miel o algunos cereales de invierno, como el trigo o la cebada, son solo algunos ejemplos de los alimentos que podrían escasear en cuestión de décadas si se continúa perpetuando la sobreexplotación agrícola y no se pone remedio a la cada vez más frecuente aparición de fenómenos climatológicos adversos como consecuencia del cambio climático, según pronostican varios estudios científicos.
¿Qué podemos hacer para revertirlo?
Hoy en día existen alimentos suficientes para alimentar a los 7.000 millones de personas del planeta. Sin embargo, la realidad demuestra que esa producción y distribución de alimentos es todavía desigual: cerca de 821 millones de personas padecen hambre crónica y la malnutrición afecta a una de cada tres personas.
Este desequilibrio se agravará cuando seamos más de 9.000 millones de bocas que alimentar en 2050, según indican las previsiones de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Si a esta ecuación se suman los fenómenos asociados al cambio climático, como el aumento de temperaturas, mayores áreas desertificadas, sequías prolongadas, fenómenos atmosféricos extremos y el uso excesivo de pesticidas para combatir las nuevas y ya existentes plagas y enfermedades asociadas al calentamiento global, el resultado no es alentador.
Estos hechos están afectando a la supervivencia del cultivo de determinadas especies que suelen ser productos placenteros para nuestros paladares y habituales en nuestras mesas. Si la producción merma, es cuestión de poco tiempo que puedan llegar a convertirse en productos de lujo e incluso desaparecer.
No obstante, todavía queda esperanza pues “aunque existen impactos importantes, la adaptación todavía es posible, o debería serlo, al menos en los cultivos más importantes para la alimentación humana como los cereales”, apunta Margarita Ruiz Ramos, ingeniera agrónoma de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM).
Chocolate
En dos de las regiones productoras por excelencia del cacao a nivel planetario, Ghana y Costa de Marfil, (ambas acaparan el 53% de la producción mundial), el incremento de temperatura de más de dos grados centígrados para 2050 afectará a este cultivo.
Así lo indica un informe del Centro Internacional para la Agricultura Tropical (CIAT) el cual asegura que los actuales árboles de cacao, -especialmente sensibles al calor y demandantes de agua-, no podrán afrontar el incremento progresivo de un grado centígrado a partir de 2030 en adelante en estas regiones del África Occidental.
El 90% de los cultivos de cacao actuales no serán aptos para 2050, de ahí la importancia de buscar en estas décadas especies que sean más resistentes a las altas temperaturas.
“Gracias a la recopilación de parámetros y los proyectos de investigación que se lleva a cabo desde la comunidad científica con los pequeños productores podemos lograr una mejor adaptación. Esto está pasando ya con los cereales y esperemos que ocurra también en cultivos como el cacao”, asegura Margarita Ruiz Ramos.
Café
Uno de los productos estrella de los que casi nadie puede prescindir corre peligro ante el cambio climático, en especial la variedad más preciada, la arábica.
Grupos de investigación como el World Coffee Research, los científicos del Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) y del Programa de Investigación sobre el Cambio Climático, Agricultura y Seguridad Alimentaria del CGIAR (CCAFS) auguran que las principales regiones caficultoras como Vietnam, Indonesia, Colombia o Brasil verán afectada su producción por este incremento de temperaturas, así como por prácticas poco sostenibles.
Es el caso de los caficultores de Vietnam, país donde se produce el 40% de la demanda mundial de la variedad de café robusta, de sabor más amargo.
Este tipo de café, de menor precio, a menudo se emplea para mezclarlo con la variedad arábica, pero su modelo de producción industrializado, la sobreutilización de fertilizantes, de agua y la eliminación de árboles de sombra está causando un fuerte desequilibrio medioambiental y sostenible en el tiempo.
Cerveza y pasta
La mayor tendencia a sufrir sequías y el aumento de temperaturas provocados por el cambio climático amenaza a las cosechas de los tres principales cereales que sustentan buena parte de la alimentación a nivel mundial: trigo, arroz y maíz.
La intensidad y frecuencia de períodos secos afecta especialmente al trigo ya que, al tratarse de un cultivo de invierno que mayoritariamente se cultiva en secano, depende de las precipitaciones, las cuales empiezan a escasear, y probablemente escasearán, en los próximos años.
Para 2050, varios estudios científicos estiman que los veranos serán cada vez más cálidos en las principales regiones de producción de este cereal, Estados Unidos, Canadá, Rusia, China, India y Australia lo que podría causar una reducción de entre un 23% y un 27% de su producción, señala el Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias (IFPRI).
“La solución pasa por llevar un cambio en las fechas de siembra y la duración de los ciclos de estos cereales junto con el desarrollo de variedades más resistentes al estrés hídrico que permitan una adaptación óptima” indica Margarita Ruiz Ramos de la UPM.
¿Cuánto costará la cerveza si…?
Pero no será, ni es, el único cereal afectado por estas condiciones climáticas. La cebada, con la que se elabora la preciada cerveza, también se está viendo afectada.
A medida que avance el siglo XXI, la cerveza escaseará y será más cara, ya que, como indican los resultados de una investigación llevada a cabo por científicos de varios países y publicada en la revista greNature, la producción de cebada podría reducirse en un 17% a nivel mundial y hasta en un 40% en los tres países con mayor tradición cervecera: Alemania, Bélgica y República Checa en los momentos de mayores sequías.
Miel
El uso excesivo de pesticidas y otros químicos, el cambio climático o la pérdida de hábitats, entre otros factores, ha mermado un 40% la población de abejas y de otros insectos polinizadores a nivel mundial.
Desde hace más de una década, apicultores y asociaciones ecologistas, como Greenpeace, vienen advirtiendo del daño que se está causando a las abejas y de las consecuencias que puede suponer para el equilibrio de nuestros ecosistemas.
Se ha demostrado que los llamados neonicotinoides provocan daños irreversibles a estos insectos de modo que en 2018 la Comisión Europea prohibió el uso de tres de ellos.
Sin embargo, pese a las advertencias de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) todavía se siguen empleando plaguicidas cuyo efecto prolongado afecta a la supervivencia de las abejas y de sus larvas.
Si no se pone remedio, no solo tendremos que privarnos de su miel, sino que también puede verse afectado el rendimiento de las ocho principales especies de cereales que proporcionan el 80% de los alimentos a nivel mundial.
Vino
El sector vitivinícola también se ve amenazado ante el cambio climatológico. Para 2050, la disminución de lluvias y el aumento de temperaturas provocará que el cultivo de vid se reduzca en un 73% en las principales regiones productoras a nivel mundial como Sudáfrica, Chile, Australia, Nueva Zelanda California y países de la cuenca mediterránea como España o Italia.
De hecho, parte de estos efectos se está dejando notar en nuestro país, donde algunos productores ya están adelantando las fechas de vendimia a los meses más cálidos (una media de diez días) para conservar las propiedades de la uva (color, aroma y sabor) y la calidad del vino (concentración de alcohol y acidez).
Asimismo, también se está produciendo un cambio en el mapa de producción vitivinícola llegando a países o regiones, hasta ahora impensables, mientras que las zonas meridionales pueden verse más afectadas por estos cambios climatológicos.
Como indica Manuela Rubio, profesora titular de Viticultura en la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), “aunque la vid es una planta rústica, es decir, que soporta condiciones ecológicas adversas, las situaciones de sequías pronunciadas podrían afectar, aún más, a su desarrollo”.
Los retos a los que se enfrenta el sector vitivinícola pasan, entre otros, por adelantar los ciclos de vendimia, por fomentar la adaptación a otras regiones o por buscar el cultivo de variedades más resistentes, entre otros.
Solo mediante la investigación de los nuevos patrones de comportamiento en los cultivos actuales, unidos a los fenómenos del cambio climático, se podrá prevenir la escasez, o en el peor de los casos, la desaparición de estos productos tan preciados en nuestras despensas.
Fuente: Ana Caballero / Planeta Inteligente – EL MUNDO,
Artículo de referencia: http://www.planetainteligente.elmundo.es/eco/cinco-alimentos-amenazados-por-el-cambio-climatico,