España cuenta con 10.300 especies marinas, lo que supone el 5% del total en el mundo. Algunas de ellas están amenazadas y requieren una especial protección. En el caso de las tortugas marinas, y en concreto de la tortuga boba, se ha constatado en los últimos años un aumento de anidaciones en nuestras playas durante los meses de verano.
Para garantizar su protección y reforzar la coordinación entre todos los agentes implicados, se está ultimando un protocolo de actuación de referencia a nivel nacional.
También se han dado los primeros pasos en la elaboración del plan de conservación de la marsopa, el cetáceo más pequeño del Atlántico norte. Asimismo, se ha declarado un extenso corredor de migración de cetáceos en el Mediterráneo de vital importancia para la supervivencia de muchas especies.
Aves marinas amenazadas como la pardela balear, chica y pichoneta también cuentan con medidas de protección a través las acciones impulsadas en el Life Intemares que coordina la Fundación Biodiversidad (FB) del Ministerio para la Transición Ecológica.
Además, se ha iniciado la actualización de la estrategia de conservación de la lapa ferrugínea y se están llevando a cabo actuaciones para la mejora del estado de conservación de la nacra, en situación crítica.
Life Intemares
Ya son 128 proyectos vinculados al Life Intemares, que tiene como objetivo conseguir una red de espacios marinos de la Red Natura 2000 gestionada de manera eficaz e integrada y que cuenta con el apoyo del Fondo Europeo Marítimo y de Pesca, del Fondo Social Europeo y de los propios de la FB, entre otros.
Próximamente, el buque Ramón Margalef zarpará de Santander para investigar las profundidades del cañón de Cap Bretón, en el mar Cantábrico, con el objetivo de mejorar el conocimiento de esta zona y obtener una base científica sólida que permita la declaración de este espacio protegido.
En la misma situación, a la espera de obtener tal figura, se encuentran los fondos marinos del sur de Mallorca y los de Cabo Tiñoso en Murcia.
Durante los últimos meses también se han realizado campañas oceanográficas para evaluar los efectos de la pesca en la Red Natura 2000 marina, en concreto en el Canal de Menorca, Cañón de Avilés y Banco de la Concepción al norte de Lanzarote.