Una pequeña planta de zonas áridas ha logrado regresar del mundo de los muertos gracias al trabajo coordinado de científicos y técnicos dirigidos por la Junta de Andalucía.
La "Linaria lamarckii", que se había declarado oficialmente extinguida en España en las listas de la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza (UICN) el año pasado, vuelve ahora a florecer en dos espacios litorales de Huelva.
Desde hace unas semanas, técnicos de la Consejería de Medio Ambiente han plantado 300 ejemplares de esta pequeña especie vegetal vinculada a las áreas dunares del litoral del suroeste de la Península.
Los lugares elegidos para hacer la primera repoblación artificial de la especie extinta, son dos áreas protegidas. Una de ellas se encuentra en el Paraje Natural de las Marismas del río Piedras y Flechas del Rompido, y la otra es en las Marismas de San Bruno, en Ayamonte.
La finalidad de ubicarla en estos parajes es garantizar la protección de las plántulas frente a las agresiones externas que provocaron su extinción, además de hacer los primeros riegos.
Según Ecologistas en Acción, la causa de su desaparición está vinculada a la urbanización de las zonas del litoral de Huelva, y más concretamente en Isla Canela, en zonas de interés natural, pese a lo cual se llevó a cabo la construcción, según la ONG.
Pliego herbario
Para lograr las plantas repicadas en la naturaleza ha sido necesario recorrer un ciclo de germinación artificial de la planta en el laboratorio de Propagación Vegetal del Vivero de San Jerónimo, en Sevilla.
Para ello se utilizaron semillas de un pliego de herbario que conservaba la Universidad de Sevilla, y que cedió a esta institución.
"Estamos muy contentos. Todo era una incógnita cuando empezamos, pero hemos concluido con éxito. Ahora hay que seguir ya que es un proyecto a largo plazo", señaló a EL MUNDO la técnico del laboratorio, Laura Plaza.
La germinación artificial precisó de la colaboración de la Facultad de Biología. Se realizó en una cámara especial con control de temperatura, humedad e iluminación. Al cabo de sólo unos meses se logró que las plantas floreciesen y produjeran semillas suficientes para garantizar su muestra genética.
En el medio natural, la Linaria lamarckii precisa de un insecto para polinizar las flores. Pero en el medio artificial, esta labor se realizó manualmente llevando el polen desde los estambres de una flor hasta el estigma de otra, y realizando cruces entre todas las plantas para obtener la mayor diversidad genética posible en la producción de más de 3.500 semillas de las que se ha comprobado su viabilidad.