En el año 2010 la revista «Nature» publicaba un artículo especial, «2020 visions», para predecir los avances más importantes de la siguiente década. Varios expertos de primer nivel pusieron el foco en los campos más prometedores: por ejemplo, el estudio del microbioma o la medicina personalizada.
Pero un científico rebajó considerablemente estas expectativas y señaló la década de los veinte como un momento de máxima inestabilidad social y violencia política.
«La próxima década será seguramente un periodo de inestabilidad creciente en Estados Unidos y Europa occidental, lo que podría socavar el tipo de progresos científicos que ustedes describen en (…) «2020 visions»», escribió Peter Valentinovich Turchin, profesor del Departamento de Ecología y Biología Evolutiva de la Universidad de Connecticut, Estados Unidos, en una carta publicada en «Nature».
A lo largo de la pasada década, la tan ansiada recuperación económica tras la crisis de 2008 no llegó a cristalizar en un restablecimiento del nivel adquisitivo de los ciudadanos. En 2016 Donald Trump fue elegido presidente de Estados Unidos y Reino Unido votó a favor del Brexit. Los movimientos populistas y la extrema derecha se dispararon, las protestas se incrementaron por todo el globo y creció la desigualdad entre ricos y pobres.
En España el gobierno autonómico presidido por Carles Puigdemont proclamó la república catalana. Y la situación es ahora más imprevisible que nunca: desde finales de 2019 la pandemia del coronavirus amenaza con matar a decenas de miles de personas y con derrumbar la economía global.
«Las elecciones presidenciales que hemos vivido, por desgracia, confirman estos pronósticos», escribió Peter Turchin en «UConn Today», en 2017, para referirse a la inesperada victoria de Trump. «Parece que estamos exactamente en el camino del pico de inestabilidad de 2020».
La cliodinámica, matemáticas para la historia
Estas predicciones son fruto de la cliodinámica, una disciplina transversal, según Turchin, que «trata la historia como cualquier otra ciencia», y que recuerda a la psicohistoria, una ciencia ficticia ideada por Isaac Asimov basada en la estadística y la psicología y capaz de predecir el comportamiento de civilizaciones gigantescas.
La investigación de Turchin se centra en la intersección entre la evolución sociocultural, la macrosociología histórica, la historia económica y la propia cliometría, que consiste en la creación de modelos matemáticos de procesos sociales a largo plazo y la construcción y análisis de bases de datos históricas.
Algunas de estas bases de datos históricos han permitido, por ejemplo, concluir que el desarrollo de la religión monoteista suele arrancar con el crecimiento de las poblaciones por encima de cierto umbral.
Ciclos de confusión política
«Mi investigación muestra que alrededor de 40 indicadores sociales, aparentemente dispares, pero según la cliodinámica, relacionados, experimentaron puntos de inflexión durante los años setenta», escribió el investigador en «UConn Today», en 2017. «Históricamente, este tipo de desarrollos han servido como indicadores de confusión política».
Estos indicadores no servirían de nada si no fuera porque el comportamiento de las sociedades humanas complejas sigue patrones predecibles y repetibles: «Los análisis históricos cuantitativos revelan que las sociedades humanas complejas se ven afectadas por olas recurrentes y predecibles de inestabilidad política».
Esto ya estaría teniendo consecuencias: «Mi modelo indica que la inestabilidad social y la violencia política llegará al máximo en los años veinte», dijo Turchin.
Las causas de la inestabilidad en 2020
Este investigador argumenta que la principal causa de estos ciclos es la distancia, cada vez mayor, entre ricos y pobres, al mismo tiempo que las élites ricas tienen cada vez un mayor papel en a política. «Como resultado, la competencia dentro de la élite está aumentando, lo que está llevando a la fragmentación».
Además de eso, Turchin destaca el empeoramiento de la salud financiera de los estados, especialmente a causa del incremento de su deuda, y la pérdida de calidad de vida entre los ciudadanos.
La «sobreproducción» de graduados universitarios, con altos niveles de estudios y trabajos no acordes, también es un factor a tener en cuenta en el presente, como lo fue también en la inestabilidad acontecida entre los años sesenta y setenta en Estados Unidos, hace medio siglo.
Las próximas recesiones serán graves, 2020 va en camino
De hecho, para este investigador este país ha atravesado ciclos seculares de inestabilidad, de 50 años de duración, que llevaron a picos de agitación alrededor de los años 1870, 1920 y 1970, y que llevarían a otro en 2020.
Además, según señala, ahora también se está entrando en una época desfavorable de la onda de Kondratiev, un ciclo económico hipotético de 40 a 60 años en el cual hay periodos de crecimiento alto y otros de crecimiento lento, en los que las crisis y las depresiones son más fuertes y se prolongan más. «Esto podría significar que las futuras recesiones serán graves».
El desastre social y la violencia no son inevitables, según este investigador: «Necesitamos encontrar formas para paliar los efectos negativos de la globalización en el bienestar de la gente. La desigualdad económica, junto con la creciente deuda pública, puede afrontarse con impuestos más progresivos».
Aparte de eso, Peter Turchin señalaba la importancia de no expandir los estudios superiores por encima de la capacidad de la economía para absorberlos, puesto que «el exceso de jóvenes con estudios superiores ha sido una de las causas más importantes de inestabilidad en el pasado».
Todo indica que la crisis desencadenada por la pandemia del coronavirus contribuirá al escenario de inestabilidad pintado por Peter Turchin.
Fuente: Gonzalo López Sánchez / ABC,
Artículo de referencia: https://www.ambientum.com/wp-admin/edit.php?s=COVID-19&post_status=all&post_type=post&action=-1&m=0&cat=0&seo_filter&readability_filter&paged=1&action2=-1,