Un informe de WWF/Adena muestra cómo los vehículos eléctricos y los vehículos híbridos con conexión a la red ofrecen un prometedor panorama para lograr, en un futuro, un transporte más eficiente y sostenible que reduzca los riesgos del cambio climático y posibles conflictos por la disminución de las reservas de petróleo.

El informe de WWF/Adena, Vehículos eléctricos: El fin del dominio del Petróleo, examina en detalle el sector del transporte de automoción, y analiza la factibilidad, así como los posibles impactos, de lograr un sistema de transporte más sostenible basado en el uso de electricidad frente a otros sustitutos de los carburantes actuales. A escala mundial, el sector del transporte depende en un 95 por ciento de los combustibles líquidos derivados del petróleo.

El estudio expone cómo los vehículos eléctricos -alimentados total o parcialmente con la electricidad suministrada a través de la red convencional- son significativamente más eficientes, y pueden llegar a emitir menos gases de efecto invernadero que otros combustibles alternativos, tales como los obtenidos a partir del carbón, el gas natural o las arenas bituminosas, en los que muchas empresas petrolíferas están empezando a trabajar en distintos países del mundo.

Estas ventajas se mantienen, incluso, en una situación como la actual en la que la mayor parte de la electricidad se produce a partir de fuentes fósiles, e irán siendo cada vez más importantes a medida que en el futuro la producción eléctrica se haga más limpia y emplee un mayor porcentaje de energías renovables.

"Es necesario que los vehículos evolucionen hacia modelos más eficientes, de menor consumo energético, y que utilicen fuentes de energía más limpias", afirma Evangelina Nucete, Técnico de Eficiencia Energética y Transporte de WWF/Adena. "Pero para poder reducir de verdad las emisiones del transporte y mejorar la calidad del aire de nuestras ciudades, debe apostarse paralelamente por otras medidas también prioritarias, como el fomento de sistemas de transporte público colectivos limpios y de calidad, y la disminución de la necesidad de realizar viajes a través de una planificación más inteligente del territorio".

A medida que el acceso al petróleo se va haciendo cada vez más difícil, países como Estados Unidos, China, India, Australia o Sudáfrica están apostando fuertemente por tecnologías que permiten obtener combustibles líquidos a partir del carbón.

"Los procedimientos de obtención de hidrocarburos líquidos a partir del carbón son caros, muy intensivos en energía y extremadamente contaminantes, y sólo han sido utilizados anteriormente por algunos países que han tenido que afrontar situaciones de emergencia", afirma Gary Kendall, autor del informe.

La explotación de las arenas bituminosas, otra de las alternativas a la extracción de crudo, produce a su vez tres veces más emisiones y tiene impactos más severos sobre el medio ambiente local que el procesado del petróleo convencional.

El informe también concluye que los vehículos eléctricos son hasta tres veces más eficientes que los vehículos propulsados por hidrógeno, y más importante aún, que esta transformación del sector transporte puede conseguirse con la tecnología y la infraestructura actualmente existentes.

"Nos encontramos en un momento propicio para que se produzca un cambio radical dentro del sector", sostiene el Dr. Kendall. "Necesitamos acelerar la comercialización de vehículos que puedan utilizar distintas fuentes de energía primaria, y que sean más eficientes y compatibles con un futuro energético renovable y sostenible. La electrificación del parque automovilístico presenta una prometedora senda para alcanzar este objetivo".

Para ello, el informe señala que son necesarias políticas más decididas que eliminen las barreras del mercado a las tecnologías superiores, así como las subvenciones ocultas y manifiestas que perciben los derivados del petróleo. Al igual que ocurre con otros equipos consumidores de energía, como por ejemplo los electrodomésticos, los vehículos deberían disponer de un sistema de etiquetado y unos requisitos de eficiencia energética similares. Los fabricantes deberían ser más responsables en sus anuncios publicitarios e informar sobre las emisiones de sus vehículos de forma clara y transparente. Y las medidas utilizadas convencionalmente para medir la autonomía de combustible deberían reemplazarse por otros indicadores que expresaran la energía consumida por distancia recorrida (por ejemplo, kWh/km en lugar de litros/100 km).



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