Imagen: Zona de Especial Protección de Aves
Científicos españoles y portugueses han revisado las normativas relativas a la protección de espacios naturales con valor ecológico de la red Natura 2000.
Según los investigadores, los protocolos para la evaluación de riesgos que se aplican no consideran los valores ecológicos concretos, como la presencia de aves protegidas, de cada zona contaminada por productos químicos depositados por el ser humano. Por ello, instan a desarrollar una metodología complementaria con un enfoque más probabilístico.
No se consideran valores ecológicos específicos de cada zona
“Se han desarrollado escenarios y protocolos de base científica que se están aplicando en la práctica. Sin embargo, estos escenarios son genéricos y no consideran los valores ecológicos específicos de la zona que recibe el impacto humano en forma de contaminación”, ha explicado José Vicente Tarazona, autor principal de la investigación y coordinador del Área de Ecotoxicología y Evaluación de Riesgos
Ambientales del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaría (INIA).
El estudio, que se ha publicado recientemente en Science of the Total Environment, confirma que los valores ecológicos especiales de una zona protegida “deben considerarse en las evaluaciones de riesgos de sus actividades”.
En España, el territorio de la red Natura 2000 tiene unos valores ecológicos concretos por los hábitats, los nichos, la biodiversidad, las especies endémicas o las amenazadas, entre otras. Sin embargo, “la estimación de riesgos de agroquímicos no considera estos valores, y da lugar a evaluaciones que no son suficientemente protectoras”, asegura Tarazona.
La mitad de los casos requieren evaluaciones específicas
Además, el 18% de la red está formado por terrenos agrícolas, un territorio que sirve de refugio para muchas aves. “La estimación es que en la mitad de los casos, se requieren evaluaciones específicas para garantizar el nivel de protección necesario”, añade el investigador.
Por ello, los investigadores se basaron en el estudio de tres aves protegidas en la red Natura 2000 que constituyen un valor ecológico importante, pero para los que no se prevén todos los riesgos en relación a las sustancias químicas: la avutarda común (Otis tarda), el cernícalo primilla (Falco naumanni) y el aguilucho cenizo (Circus
pygargus).
La agricultura como gran amenaza
La investigación denuncia que la agricultura representa una gran amenaza para estas especies debido al uso sin evaluación adecuada de pesticidas, herbicidas, y fertilizantes, así como a la exposición a los restos de medicamentos en las heces del ganado que pasta en esas zonas.
El modelo de evaluación complementaria que proponen los científicos permitiría medir qué riesgo de contaminación sufren las aves a través del consumo de plantas, insectos y pequeños mamíferos que entran en contacto con los contaminantes.
La principal ventaja de una evaluación basada en la prevención de riesgos es que “permite cuantificar la variabilidad e incertidumbre, producir objetivos más ecológicos, utilizar mejor los datos disponibles, identificar factores significativos de riesgo, y hacer mejor ciencia al considerar múltiples posibilidades”.
La Red Natura 2000 es una red ecológica europea formada por las Zonas de Especial Conservación (ZEC) y por las Zonas de especial protección para las aves (ZEPA). Su fin es garantizar el mantenimiento o, en su caso, el restablecimiento, en un estado de conservación favorable, de los tipos de hábitats naturales y de hábitats de las especies de que se trate en su área de distribución natural. Esta red se fundamenta en la
política de conservación de la naturaleza de la Unión Europea según su Directiva de Hábitats, que complementa la Directiva de Aves de 1979.
Más información aquí.