La declaración del estado de alarma ante la crisis del coronavirus vació las calles españolas. Desaparecieron los coches, se desocuparon oficinas, aeropuertos y tiendas. La vida que conocíamos quedó relegada a un confinamiento, con el único objetivo de evitar el contagio del coronavirus y salvar vidas.
El gran cambio ha sido el uso del coche, consecuencia del cierre de los colegios y el teletrabajo, teniendo repercusión directa en la contaminación, que se redujo en cuestión de horas.
Además, las personas han dejado de hacer turismo, de consumir innecesariamente o de viajar en avión para una reunión de pocas horas, lo que se ha traducido en menos emisiones de dióxido de carbono.
Esta crisis sanitaria ha hecho que la emergencia del cambio climático y los problemas ambientales pasen a un segundo plano, sin embargo, el coronavirus nos está enseñando mucho sobre cómo mejorar la sostenibilidad de nuestra sociedad.
Los esfuerzos globales por frenar la pandemia son una advertencia para los que se necesitan también para frenar el cambio climático, ya que ambos exigen una acción temprana determinante para detener sus efectos. El desafío ahora es adoptar un estilo de vida con hábitos sostenibles y, de esta manera, contribuir para que nuestro planeta siga respirando y sanando.
Esta crisis es una gran oportunidad para echar la vista atrás y analizar nuestras acciones y las consecuencias que han supuesto, pues todos los días tomamos decisiones en nuestras vidas que afectan el medio ambiente.
Coronavirus: compra, transporte y hogares sostenibles
Un buen ejemplo es poner en práctica los principios de la economía circular «reducir, reutilizar, reciclar» a la hora de hacer la compra. Cada producto que compramos tiene una huella ambiental, desde los materiales utilizados para crearlo, pasando por la contaminación emitida durante la fabricación, hasta el embalaje que termina en los vertederos.
Evitar el uso del plástico o llevar al supermercado nuestras propias bolsas de tela o de material reciclado es una acción que puede marcar la diferencia.
Cambiar los hábitos de desplazamiento puede reducir drásticamente la huella de carbono. Caminar o utilizar la bicicleta, compartir coche o viajar en transporte público siempre que sea posible ayudará en gran medida al planeta.
Reciclar de manera adecuada haciendo una separación correcta de los desechos y reutilizar los envases de vidrio, o el uso adecuado del agua son aspectos cruciales a tener en cuenta. Podemos contribuir con pequeñas acciones controlando la cantidad de agua que usamos para ducharnos, lavarnos los dientes o limpiar.
Las consecuencias del cambio climático son cada día más claras e imposibles de ignorar. El confinamiento debido al coronavirus nos han mostrado que si trabajamos todos juntos y apelando a la justicia climática, somos capaces de reducir la contaminación del mundo entero.
Fuente: STOP CAMBIO CLIMÁTICO,
Artículo de referencia: https://www.stopcambioclimatico.es/2020/05/08/lecciones-del-coronavirus-frente-al-cambio-climatico/,