La madrugada del próximo domingo, día 29 de marzo, comienza el horario de verano y los relojes deberán adelantarse una hora (a las 02.00 h serán las 03.00 h), en cumplimiento de una Directiva Comunitaria que afecta a todos los países miembros de la Unión Europea.
El cambio de horario comenzó a generalizarse, aunque de manera desigual, a partir de 1974, cuando se produjo la primera crisis del petróleo y algunos países decidieron adelantar sus relojes para poder aprovechar mejor la luz del sol y consumir así menos electricidad en iluminación. Se aplica como directiva desde 1981 y ha sido renovada sucesivamente cada cuatro años.
Desde la aprobación de la Novena Directiva, por el Parlamento Europeo y Consejo de la Unión, en enero de 2001, este cambio se aplica con carácter indefinido. Dicha Directiva está incorporada al ordenamiento jurídico español por Real decreto 236/2002, de 1 de marzo.
Beneficios en transporte y comunicaciones
La aprobación de la Novena Directiva está avalada por las conclusiones de un estudio sobre su alcance y efectos realizado por encargo de la Comisión Europea y presentado al Parlamento en 1999.
Tras analizar exhaustivamente las repercusiones de la medida, el estudio concluye que tiene impactos positivos no sólo sobre el ahorro sino sobre otros sectores como el transporte, las comunicaciones, la seguridad vial, las condiciones de trabajo y los modos de vida, la salud, el turismo o el ocio.
Ahorro de hasta un 5% de energía
Según estimaciones del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), Entidad Pública Empresarial del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, el potencial de ahorro en iluminación en España, por el cambio de hora, puede llegar a representar un 5% del consumo eléctrico en iluminación, lo que equivalente a unos 300 millones de euros. De esa cantidad, 90 millones correspondería al potencial de los hogares españoles, lo que supone un ahorro de 6 € por hogar, mientras que el resto se ahorraría en los edificios del sector terciario y en la industria.
Para alcanzar este potencial de ahorro, se deberá llevar a cabo un comportamiento responsable en el hogar a la hora de prescindir de la iluminación artificial cuando no es necesaria, así como la utilización de tecnologías de ahorro en iluminación por aprovechamiento de la luz natural en edificios del sector terciario y en industrias. Estas tecnologías ampliamente experimentadas consisten en fotocélulas o sensores de luz que apagan o regulan la iluminación artificial en función de la luz natural existente.
10 Consejos para ahorrar energía con la iluminación
1.- Aproveche la luz natural. La luz del sol es gratis.
2.- Olvidarse las luces encendidas cuesta caro. Cuando salga de una habitación apague la luz
3.-Hay bombillas que gastan mucho menos que las incandescentes. Se denominan de bajo consumo o fluorescentes compactas y son ideales para puntos de luz con uso diario superior a las 3 horas. Ahorran hasta un 80% y duran entre seis y ocho veces más.
4.- La iluminación localizada es una buena idea. Contribuye además a crear ambientes más confortables y acogedores.
5.-Utilice colores claros para decorar su casa. El ambiente es más luminoso y necesitará menos luces.
6.-Limpie con regularidad las fuentes de luz. La suciedad acumulada dificulta la correcta difusión.
7.-Utilice reguladores electrónicos de flujo para las halógenas. Nos permiten adecuar el nivel luminoso a una necesidad concreta.
8.-Acuérdese de los tubos fluorescentes. Especialmente indicados para baños, cocinas, trasteros y garajes.
9.- Instale detectores de presencia en las zonas de paso. Activan y desactivan automáticamente la luz.
10.- Elija bien sus bombillas de bajo consumo.