Las 35.000 hectáreas de invernaderos solares ubicadas en Almería y la costa de Granada se han convertido en la despensa saludable de Europa, fundamentalmente durante la temporada de otoño a primavera, cuando la producción continental no es posible en otros países debido a las bajas temperaturas.
En estas explotaciones invernadas se cultivan 4,5 millones de toneladas de frutas y hortalizas, principalmente, tomate, pimiento, pepino, berenjena, calabacín, melón y sandía, las más consumidas por los europeos. El 75% de esta producción se exporta a países de la Unión Europea y seis de cada diez hortalizas que se consumen en Europa proceden de los invernaderos del sur de España.
Invernaderos solares
Los altos estándares de calidad y seguridad exigidos por los grandes distribuidores europeos obligan a los productores de cultivos de invernaderos solares a cumplir con estrictos sistemas de certificación y normas de buenas prácticas agrícolas en el campo.
Una de las que ha adquirido más relevancia es la certificación GlobalGAP, uno de los protocolos de distribución más extendidos en el mundo que cubre todas las etapas de la producción: desde actividades de pre-cosecha como la gestión del suelo hasta la manipulación y el almacenamiento del producto poscosecha.
Las exigencias de ésta y otras normas de calidad son incluso más exigentes que las propias normativas europeas al respecto. Por tanto, para cumplirlas, se deben realizar un gran número análisis de suelos, agua y plantas y múltiples controles sobre muestras de producto fresco. Esta zona de producción es el área con la mayor concentración de laboratorios de análisis agrícolas de toda Europa que certifican que los productos cumplen con los estándares de calidad y seguridad alimentaria.
La producción hortícola requiere una ardua tarea de control de las poblaciones de múltiples plagas, como pulgones, nematodos o trips, que afectan muy negativamente al rendimiento de los cultivos. Por tanto, el uso del control integrado es fundamental para la protección de los cultivos y la consecución de altos estándares de calidad manteniendo elevados porcentajes de producción.
Entre estas técnicas, se encuentra el uso de plaguicidas regulado en la Unión Europea mediante el Reglamento (CE) n° 396/2005 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 23 de febrero de 2005 relativo a los límites máximos de residuos de plaguicidas en alimentos y piensos de origen vegetal y animal. Esta norma, establece los límites máximos para las trazas que dejan los plaguicidas en los alimentos, cuando estas sustancias se aplican correctamente conforme a las buenas prácticas agrícolas.
Las cantidades de residuos halladas en los alimentos deben ser inocuas para los consumidores
El objetivo es que las cantidades de residuos halladas en los alimentos deben ser inocuas para los consumidores y lo más bajas posible. Los exhaustivos controles en la Unión Europea se ven plasmados en el número de alertas notificadas por el Sistema de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos (Rapid Alert System for Food and Feed, RASFF) en 2020, de las cuales, el 70% de las alertas relacionadas con residuos de pesticidas en hortalizas y frutas procedían de terceros países como Turquía y Egipto.
En un estudio realizado por Labcolor en la campaña 2019/2020, se ponen de manifiesto los bajos niveles de residuos de plaguicidas que presentan las hortícolas de Almería. El laboratorio analizó un total de 44.850 muestras, de las cuales 21.735 muestras correspondían a análisis de Residuos de Plaguicidas y Contaminantes.
Este estudio se centró en los principales cultivos de la provincia de Almería y Granada: pimiento, tomate, pepino, calabacín, berenjena, melón y sandía. El informe determinó el porcentaje de muestras analizadas que contienen residuos, el porcentaje de muestras que superan los niveles de LMR (Límites Máximos de Residuos), el porcentaje de muestras que superan el 50% de los niveles de LMR, así como los 10 residuos de plaguicidas mayormente encontrados en cada cultivo.
Se realizó el análisis individual sobre cultivos de pimiento, pepino, tomate, sandía, calabacín, melón y berenjena. Los datos obtenidos llevan a la conclusión de que, de un total de 11.251 muestras analizadas, 5.387 muestras no contenían residuos de plaguicidas por encima de límite de cuantificación 0,01 mg/kg, y 5.864 muestras (el 52%) sí contenían residuos de plaguicidas. Solo el 0,79% de los plaguicidas encontrados superaban niveles de LMR, y un 2,98% superaba el 50% del valor del LMR.
Estudio anual sobre residuos de plaguicidas encontrados en alimentos
La EFSA (European Food Safety Authority) publicó su último estudio anual sobre residuos de plaguicidas encontrados en alimentos, en abril de 2020. Los datos recogidos muestran los valores de residuos de plaguicidas encontrados en alimentos en la Unión Europea durante el 2018.
En este estudio de la EFSA, de un total de 91.015 muestras analizadas en la Unión Europea, el 4,5% excedieron los valores de LMR; el cual es un valor muy superior al que se obtiene en el estudio realizado por Labcolor donde solo un 0,79% de las hortalizas de Almería superan los niveles de LMR.
En conclusión, comparando los datos obtenidos en el estudio realizado por Labcolor y en el llevado a cabo por la EFSA, queda plasmado el elevado esfuerzo aplicado en los invernaderos solares de Almería y Granada para alcanzar un alto nivel de seguridad alimentaria, siendo las frutas y hortalizas producidas en esta zona las que cuentan con unos niveles de residuos de plaguicidas mas bajos de la Unión Europea.
Buscar alternativas a la “lucha química”
Estos datos se corresponden con el interés de las prácticas agrícolas de los productores de invernaderos solares por buscar alternativas a la “lucha química” (plaguicidas).
Entre estas herramientas de control alternativas se encuentra el control biológico, que consiste en controlar las plagas mediante organismos vivos, utilizando un tipo de insecto para que frene el crecimiento de otro que puede resultar dañino para el cultivo. Así, por ejemplo, el control biológico (con ácaros o insectos auxiliares que se sueltan en el cultivo) es la base del control de plagas en el 99% del pimiento o en el 60% de otros productos hortícolas.
Poco a poco, los agricultores han conseguido implementar el control biológico a gran escala demostrando que, mediante esta práctica, es posible cumplir perfectamente con unos niveles de residuos seguros. Esta eficacia se traduce en el crecimiento de la cifra de negocio a la hora de exportar estos productos y de cumplir con los estrictos controles requeridos por los clientes en base a sus certificaciones y criterios de seguridad alimentaria.
CuteSolar: cultivando el sabor de Europa en invernaderos solares
Campañas como CuteSolar: cultivando el sabor de Europa en invernaderos solares, puesta en marcha por las organizaciones APROA, Asociación de Organizaciones de Productores de Frutas y Hortalizas de Andalucía, HORTIESPAÑA, Organización Interprofesional Española de Frutas y Hortalizas, y EUCOFEL Asociación Europea de Frutas y Hortalizas, junto a la Unión Europea, se encargan de informar a los consumidores europeos de las características específicas de los métodos de producción en los invernaderos solares de la UE para que los compradores consuman los productos que aquí se cultivan con plenas garantías de calidad y seguridad alimentaria.
Fuente: Cristina Arranz / Técnico de seguridad alimentaria de Ambientum,