James Hansen, uno de los mayores expertos en clima de la NASA, y otros ocho investigadores internacionales acaban de publicar en internet un demoledor informe en el que se indica que la Tierra se encamina a una catástrofe climática si no se reduce la cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera a 350 partes por millón (ppm).
El problema es que, actualmente, los objetivos de reducción de emisiones de la Unión Europea, que son los más restrictivos del mundo, se conforman con 550 ppm. Hansen ya viene advirtiendo desde hace tiempo que habría que rebajarlos hasta 450 ppm, pero su nuevo estudio le ha echo cambiar de opinión: "Me he dado cuenta de que era una cifra muy alta".
La nueva investigación ha tenido en cuenta los datos extraídos de muestras rocosas extraídas de los fondos oceánicos, las cuales guardan en su interior un registro del dióxido de carbono en la historia geológica de la Tierra.
Sus resultados indican que un descenso hasta las 425 ppm causó el enfriamiento del planeta durante la Edad de Hielo. Por ello, los investigadores concluyen que en ese rango el clima es muy susceptible a las variaciones de CO2 atmosférico, y alertan de que ahora nos encontramos en las 385 ppm, "ya en la zona peligrosa".
"Si nos quedamos en 450 ppm [es decir, el objetivo que ahora demandan la mayoría de activistas y científicos climáticos] durante bastante tiempo, es probable que se derrita todo el hielo. Eso es un aumento del nivel del mar de 75 metros", ha explicado Hansen al diario "The Guardian", que adelantó los resultados de su estudio.
"Lo que hemos descubierto es que el objetivo hacia el que todos estábamos apuntando es un desastre, un desastre garantizado", añade Hansen, quien protagonizó una encarnizada polémica con el Gobierno de EEUU hace unos años tras denunciar que los estrategas de comunicación de la NASA habían tratado de silenciarle.
Al margen de estos desencuentros, Hansen es muy popular en el ámbito climático desde principios de los 80, cuando comenzó a alertar en las principales publicaciones científicas sobre los peligros del calentamiento global. Es investigador en la Universidad de Columbia, desde donde gestiona el neoyorquino Instituto Goddard, adscrito a la NASA.