En la búsqueda de planetas fuera del sistema solar, los astrónomos se han llevado no pocas sorpresas: mundos que menguan a toda velocidad, giran al revés o parecen hechos de diamante. El lejano Kelt-9 b, un gran exoplaneta gaseoso situado a 650 años luz de la Tierra, tiene su propia excentricidad.
Descubierto en 2016, es el más caliente conocido hasta ahora. Supera los 4.700º C en su cara diurna, una temperatura similar a la de nuestro Sol y más caliente que el 80% de todas las estrellas del universo. Calificarlo como tórrido es poco.
Kelt-9 b orbita una estrella que es dos veces más ardiente que el Sol, a una distancia diez veces más cercana de la que separa a Mercurio de nuestra estrella. Con un tamaño 1,8 veces más grande que Júpiter y 2,9 veces su masa, se considera un ‘Júpiter caliente’. Su órbita completa dura un día y medio terrestres y luce una gigantesca y brillante cola de gas como si fuera un cometa.
Para conocer más secretos de Kelt-9 b, investigadores de la Universidad de California han utilizado datos del telescopio espacial Hubble para obtener el espectro de eclipses del planeta al pasar por delante de su estrella. Después, según explican en ‘The Conversation’, utilizaron un software para extraer la presencia de moléculas y descubrieron que había muchos metales (hechos de moléculas).
El hallazgo, dado a conocer en The Astrophysical Journal Letters, sorprendió a los científicos ya que anteriormente se pensaba que estas moléculas no estarían presentes a temperaturas tan extremas, sino que se romperían en compuestos más pequeños.
Planeta Kelt-9 b
Sujeto a la fuerte atracción gravitacional de su estrella anfitriona, Kelt-9 b está «bloqueado por mareas», lo que significa que la misma cara del planeta se enfrenta permanentemente a la estrella. Esto da como resultado una fuerte diferencia de temperatura entre los lados diurno y nocturno del planeta.
Como las observaciones del eclipse sondean el lado diurno más cálido, las moléculas podrían arrastrarse por procesos dinámicos desde las regiones más frías, como el lado nocturno o desde las profundidades del interior del planeta. «Estas observaciones sugieren que las atmósferas de estos mundos extremos se rigen por procesos complejos que no se comprenden bien», señalan.
Además, Kelt-9 b tiene una órbita inclinada de unos 80 grados, lo que sugiere un pasado violento, con posibles colisiones, que de hecho también se observa en muchos otros planetas de esta clase. «Lo más probable es que este planeta se forme lejos de su estrella madre y que las colisiones ocurran mientras migra hacia el interior, hacia la estrella», indican.
Esto apoya la teoría de que los grandes planetas tienden a formarse lejos de su estrella anfitriona en discos proto-estelares y capturan materiales gaseosos y sólidos a medida que migran hacia su estrella.
Telescopios espaciales
Los observatorios actuales, como el telescopio espacial Hubble, no se diseñan para estudiar atmósferas de exoplanetas. Por eso, los investigadores confían en que la próxima generación de telescopios espaciales, como el James Webb y la misión Ariel, tengan capacidades e instrumentos mucho mejores diseñados para esta tarea.
Los autores creen que estos telescopios permitirán responder muchas de las preguntas fundamentales planteadas no solo por los grandes planetas extremadamente calientes tipo Júpiter, sino también por mundos más pequeños. Entonces podremos saber cómo se formaron y evolucionaron.
Por desgracia, Kelt-9 b no tiene un gran futuro por delante. Un estudio publicado en 2018 revela que la atmósfera de este mundo es arrastrada por la fuerza gravitatoria de su estrella. Prácticamente, están absorbiendo el planeta.
Fuente: ABC,
Artículo de referencia: https://www.abc.es/ciencia/abci-kelt-9b-planeta-mas-caliente-estrellas-202104130119_noticia.html,