Esta norma obliga a que las poblaciones de más de 2.000 habitantes que viertan en aguas continentales, depuren sus aguas urbanas. Por ello han aumentado los lodos que resultan en las depuradoras, especialmente en las grandes ciudades.
Residuos con metales pesados
Ahora, por lo tanto, existe una mayor cantidad de lodos de depuración que deben ser gestionados. En la práctica existe una única opción a la hora de su reutilización, a fin de evitar su acumulación en vertederos. El riesgo de los lodos es que pueden llegar a contener grandes cantidades de metales pesados, y por tanto, un tratamiento defectuoso produciría episodios de contaminación del suelo o de los acuíferos de agua subterránea. Un extremo para el que la legislación contempla sanciones.
Para acotar la manipulación de los lodos, Bruselas aprobó la Directiva 86/278/CEE, relativa a la protección del medio ambiente y, en particular, de los suelos, que regula el uso de lodos de depuradora en agricultura. En España se aplica en forma del real decreto 1310/1990, de 29 de octubre.