Los canarios lo llaman muy acertadamente malpaís, porque es un terreno impracticable, baldío e improductivo, del que lo único que puede esperar el temerario que se adentre en él es romperse una pierna. De ahí no sale nada bueno.
Es lo que quedará cuando la erupción del Cumbre Vieja en La Palma se detenga dentro de un tiempo imprevisible de semanas o meses y la lava se enfríe y se solidifique. Una «inmensa mancha negra» de rocas cuya extensión alcanzará tan lejos como alcance la lava. De momento, ya abarca más de 160 hectáreas donde, en su mayor parte, será imposible construir ni cultivar durante cientos de años. Los edificios y viviendas afectados -350 por el momento-, solo podrán ser levantados de nuevo en otra ubicación.
«La lava tardará meses o años en enfriarse completamente. Depende de su espesor», apunta desde los alrededores del volcán Pablo J. González, geofísico volcánico del CSIC. En general, el espesor de una colada de lava es «muy variable», alcanzando los 30 ó 40 metros si hay depresiones topográficas e incluso más si cubre un barranco profundo.
«La lava es emitida aproximadamente a 1.100ºC y comienza a solidificarse cuando baja de 1.000ºC. Esto forma un caparazón sólido que es capaz de aislar térmicamente el interior. Según el espesor, puede tardar varios años en enfriarse», añade. Por ejemplo, un espesor de 20 a 30 metros podría enfriarse completamente en torno a dos a seis años.
Malpaís
El paisaje que quede será tan fascinante como yermo, una extensión de rocas negras con nuevas montañas. «La parte superior estará formada por lo que se denomina malpaís, una costra de lava fragmentada muy irregular y agreste, por la que es difícil caminar», explica José María Cebriá, investigador del Instituto de Geociencias (IGEO), un centro mixto del CSIC y la Universidad Complutense de Madrid. Unos metros más abajo de las escorias se encuentra una capa basáltica sólida de gran dureza. Por debajo de la colada, los almagres: suelos que han quedado cocidos. Pasarán cientos de años hasta que la naturaleza los vaya colonizando.
«Realmente será muy difícil que los terrenos ocupados por la colada puedan ser edificables», afirma Cebriá, que pronostica el mismo destino a los usos agrícolas. «Los únicos terrenos que se pueden aprovechar son los cubiertos por el material piroclástico más fino (el picón, le dicen en Canarias) o cubriendo el malpaís con tierra traída de otro lugar. Aún así, eso puede llevar también mucho tiempo y no estoy seguro de que compense económicamente. Será más fácil ir a otro lugar más accesible. Eso es algo que deberán sopesar las autoridades y los propios agricultores», reflexiona.
De la misma opinión es Jesús Ibáñez, catedrático de Física de la Tierra de la Universidad de Granada: «No se puede hacer una reconstrucción. No estamos hablando de agua o barro que se puedan limpiar, sino de un volumen gigantesco de roca sólida. Solo con maquinaria pesada y un gran coste se podrán recuperar las infraestructuras viarias. Las viviendas tendrán que ir a otro lugar».
Tierras más fértiles
Aunque la naturaleza tardará cientos de años en ir colonizando el malpaís, la moneda tiene dos caras. Lo que es devastador para algunas zonas es una bendición para otras. Las tierras de labor que han esquivado la lava pero han sido regadas con ceniza serán más fértiles y ricas. «Es una paradoja, pero la ceniza volcánica es un gran abono», dice Ibáñez.
Sin perder de vista el sufrimiento de las personas que han perdido sus casas, la erupción «generará un patrimonio geológico nuevo que hay que cuidar», indica Ana María Alonso, directora del Instituto Geológico y Minero de España (IGME-CSIC).
Para Cebriá, «lo más probable es que (Cumbre Vieja) se convierta en un atractivo turístico y al menos parte de las coladas y el cono volcánico se protejan desde un punto de vista medioambiental, como sucede con la mayoría del resto de volcanes recientes de Canarias». La ministra Reyes Maroto fue este miércoles muy criticada por hablar del volcán como un reclamo turístico, pero los investigadores creen que, a medio plazo, será así.
¿Merece la pena vivir al lado de un volcán? Ninguno de lo duda. «Por supuesto. El hombre siempre ha vivido al lado de los volcanes», afirma categórico Ibáñez. En general, los beneficios de un suelo fértil y dadivoso superan con creces los potenciales riesgos. No solo por su clima se llama a Canarias las ‘islas afortunadas’, aunque estos días el adjetivo resulte difícil de aplicar.
Fuente: Judith de Jorge / ABC,
Artículo de referencia: https://www.abc.es/ciencia/abci-malpais-terreno-rompepiernas-deja-volcan-palma-y-no-sera-habitable-cientos-anos-202109240316_noticia.html,