Las emisiones de G.E.I son la principal causa del incremento del efecto invernadero planetario, contribuyendo negativamente al calentamiento global y al cambio climático. Las emisiones procedentes del sector del transporte representan un 25 % del total de las emisiones españolas y se han duplicado en los últimos 20 años.
Greenpeace apuesta por el transporte público o movilidad sostenible, y pide al Gobierno que deje de invertir en grandes infraestructuras para el transporte privado. Su petición coincide con la Semana Europea de la Movilidad Sostenible, que se celebra en cientos de ciudades de la UE.
Según Greenpeace, en 2008 España invirtió más de 28.000 millones de euros en importación de crudo. El 43% de todos los productos petrolíferos se destinaron a la automoción.
La introducción de una fiscalidad ambiental en la futura Ley de Economía Sostenible, así como el establecimiento de un límite a las emisiones de dióxido de carbono de los automóviles, son algunas de las soluciones propuestas por esta organización.
Para Sara Pizzinato, responsable de la campaña Transporte de Greenpeace, “si España quiere cumplir con sus compromisos internacionales en materia de cambio climático debe abordar de forma urgente las deficiencias en el transporte, con medidas que reduzcan la necesidad de desplazamientos, favorezcan los medios de transporte público y no motorizados”.
Transporte: el motor del cambio climático
En el informe elaborado por Greenpeace Transporte: el motor del cambio climático la organización propone una serie de medidas muy concretas encaminadas hacia una revolución energética del sector del transporte.
Entre estas medidas destacan la reducción de la necesidad de desplazamiento aumentando la accesibilidad de los usuarios a los medios que necesiten, el establecimiento de límites de emisiones progresivamente más ambiciosos en todos los medios de transporte.
También propone limitar la potencia de los vehículos de uso particular o eliminar las subvenciones dirigidas a la compra de nuevos vehículos o a su renovación.
Greenpeace piensa que la solución no es el uso de combustibles alternativos, ya que la biomasa es limitada y actualmente tiene mayor prioridad su utilización en electricidad o calefacción. Por otra parte, afirma que el impacto ambiental positivo de los agrocombustibles en el sector automovilístico tan sólo dependerá de que su uso se dé de la forma más eficiente posible. De esta manera la organización aboga por la reducción de la demanda de carburantes como la mejor solución sosteniblemente posible.
Defienden, además, el transporte colectivo y los modos no motorizados como la bicicleta o el desplazamiento a pie. Los vehículos eléctricos también serían una solución sostenible si la electricidad o hidrógeno proceden de fuentes de energía limpias y renovales como la solar o la eólica. La energía nuclear no formaría parte de esta lista de energías limpias y renovables con la que cuenta Greenpeace.
La Cumbre de Copenhague y el futuro del Protocolo de Kioto
El próximo mes de diciembre tendrá lugar la celebración de la Cumbre de Copenhague en la que se modificará las principales líneas de actuación del Protocolo de Kioto. En lo que a emisiones contaminantes se refiere, el nuevo tratado será mucho más restrictivo.
Greenpeace afirma que el transporte deberá enfrentarse a unas reducciones de emisiones contaminantes muy superiores a las actuales si el Gobierno pretende acatar el nuevo protocolo. Piden, además, que en el sector del transporte se incluyan tanto la navegación como la aviación internacionales, ya que en los últimos años han triplicado sus emisiones.