El Mediterráneo es la segunda región del mundo más afectada por el cambio climático, solo superada por la Antártida, según ha asegurado este lunes el secretario general adjunto de la Unión por el Mediterráneo (UpM), Isidro González.
González ha hecho estas afirmaciones en la presentación del informe «Impactos socioeconómicos del cambio climático en el Mediterráneo», encargado por la Fundación PRIMA y el Instituto Europeo del Mediterráneo (IEMeD), en el auditorio del IEMeD en Barcelona.
El estudio aborda, a través de cuatro ejes principales, los efectos perjudiciales del cambio climático en el Mediterráneo con el objetivo de tratarlo desde una perspectiva multidisciplinar.
En la presentación, la profesora de investigación de la Institución Catalana de Investigación y Estudios Avanzados (ICREA) y una de las autoras del texto Victoria Reyes-García ha señalado la importancia de tratar la problemática del cambio climático desde una visión más amplia.
El 82% de los ciudadanos ven el cambio climático como el mayor desafío en los próximos 20 años, según el estudio ‘The Truth About Sustainability’ de McCann
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“En el Mediterráneo ha habido interacciones y evoluciones de las distintas sociedades humanas con el entorno que han creado la biodiversidad actual”, ha explicado.
Un claro ejemplo, según Reyes-García, es el caso de Sierra Nevada, donde el curso del agua fue modificado con las canalizaciones humanas y, como consecuencia, se ha generado la biodiversidad existente hoy en día.
En este sentido ha apuntado el término “sistema socio-ecológico”, donde todo está “conectado”, incluso con el “sistema humano”.
Otro de los autores y el fundador y gerente del grupo de investigación y asesoramiento Skill Partners, Alain Safa, ha expuesto los impactos socioeconómicos del cambio climático en el agua, la agricultura y la alimentación.
De acuerdo con el investigador, «el cambio climático está influyendo negativamente tanto en la agricultura como en la pesca de los países de la cuenca mediterránea», lo que tiene un efecto directo en la alimentación.
Safa ha señalado que es “una responsabilidad internacional, regional y colectiva” tratar de encontrar soluciones a este “existente” problema.
De hecho, el estudio destaca la necesidad de colaborar entre investigadores expertos en distintos aspectos del cambio climático y tener en cuenta la complejidad de la temática.
La investigadora del Centro de Investigación Internacional sobre Desarrollo y Medio Ambiente (ZEU) de la Universidad de Giessen (Alemania) Elena Xoplaki ha detallado los distintos desafíos y retos que se encuentran los expertos para evaluar los impactos del cambio climático en el Mediterráneo.
Para Xoplaki, se tiene que mejorar la metodología para lograr datos de manera sistemática y coordinada entre países, ante la falta de «evidencias empíricas».
Con el objetivo de aportar una visión más amplia de la problemática, también ha participado en el estudio el catedrático de Ciencias políticas, instituto de gobierno y políticas públicas de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) Joan Subirats.
«Aunque estamos ante un problema que parece evidente, como es el cambio climático, al mismo tiempo nos encontramos en una situación de parálisis en la actuación», ha explicado Subirats.
El experto en políticas públicas ha destacado que no hay «un consenso social» sobre el cambio climático y, por tanto, «hay una gran discusión sobre los instrumentos que se deben utilizar para frenarlo».
En este sentido, Subirats ha afirmado que se debería ser capaz «de generar visiones compartidas y evitar políticas regulativas», basadas en «la prohibición».
Ha expuesto que «en el caso medioambiental, si se aplica una política regulativa, la gente no verá el beneficio hasta pasado cierto tiempo, pero los afectados saldrán rápidamente a protestar en contra de la medida».
Subirats ha apuntado que en el Mediterráneo es aún más complicado aplicar cualquier política por todas las diferencias existentes entre territorios.
En el acto, también ha participado el secretario de Acción Exterior del Govern de Cataluña, Gerard Figueras, que ha mostrado el compromiso de esta comunidad para «tratar de frenar el cambio climático con políticas e iniciativas públicas”.