No se alarmen si son asiduos visitantes a los pantanos y embalses de la geografía nacional. Las algas, por el momento, no crían placas. El Real Decreto relativo a la implantación de medidas «urgentes» a fin de paliar las consecuencias económicas derivadas de la guerra en Ucrania abre la veda al Estado para la concesión de explotaciones fotovoltaicas sobre espacios hídricos de titularidad estatal. Es decir, a no mucho tardar, las compañías eléctricas comenzarán a colocar sobre el agua de los pantanos las mismas ‘planchas’ solares que existen sobre tierra.
La medida trata de dinamizar la transición energética en la que España está inmersa, potenciando el uso de una fuente renovable con una inmensa proyección en nuestro territorio como es el sol. El Ejecutivo busca con este paquete de medidas reducir la dependencia del ‘grifo’ de terceros países, así como acelerar el proceso de descarbonización impuesto por la Unión Europea.
Cerca de 100 emplazamientos hidrológicos cumplen con los requisitos necesarios para poder implementar una tecnología que en España tan solo se encuentra instalada en Sierra de Brava (Badajoz). La primera explotación que contó con este tipo de placas fotovoltaicas data del año 2007 y está situada en Aichi (Japón).
Mejor rendimiento sobre los pantanos
Su funcionamiento no difiere en gran medida de una instalación terrestre una vez solventada la barrera natural del agua. Las placas fotovoltaicas no navegan a su libre albedrío a merced del viento, las olas y demás inclemencias, deben de estar controladas en todo momento.
A fin de garantizar su seguridad, la totalidad de los módulos se encuentran anclados mediante cables de amarre al fondo del embalse o a la orilla. Esto permite evitar que las corrientes cambien la orientación sur que debe mantener la instalación para maximizar la obtención de energía solar. En su conjunto, se encuentra conectadas a través de un cable de corriente con la red eléctrica a la que abastecen.
Encontrarse situadas sobre agua redunda en una serie de beneficios que la superficie terrestre no puede aportar. La humedad del entorno disminuye la temperatura, lo que aumenta su eficiencia. A diferencia de lo que se cree, no existe una correlación directa entre el calor y la obtención de energía con placas fotovoltaicas, más bien sucede lo contrario. Por cada grado centígrado que esta aumenta, se pierde entorno al 0,36% del total de la radiación recibida.
No es la única ventaja de una instalación flotante, ya que esta también puede ayudar a la conservación de la biodiversidad. La sombra que generan las placas disminuye la evaporación del agua, esto es muy útil en zonas áridas donde, durante las estaciones secas, los niveles de los embalses disminuyen en gran medida.
Además, previene de la aparición de algas en los ecosistemas, lo en el largo plazo evitará la proliferación de especies invasoras que destruyan los ecosistemas. Por norma general, una menor cantidad de algas implica una mejor calidad de las especies en el ambiente.
El problema de los espacios
Pese a las innumerables externalidades positivas que derivan de esta fuente de energía, las macrogranjas solares necesitan de superficies muy grandes para domar el sol. Por lo general, esta tesitura genera conflictos de intereses entre las distintas actividades económicas del área donde se instalan debido a ‘efectos colaterales’ como es la pérdida de riqueza del suelo sobre el que se ubican.
Otra de las ventajas que aporta este tipo de instalaciones es ofrecer espacios en los que, por lo general, no existe una importante industria anexa como puede ser la ganadería o la agricultura. Es cierto que en una gran cantidad de pantanos se desarrollan actividades de recreo, no obstante, atendiendo a las dimensiones máximas publicadas en el Boletín Oficial del Estado, la superficie ‘libre’ en los pantanos siempre será igual o superior al 80% de su totalidad.
El Ministerio atenderá al Índice de Estado Trófico de cada una de las masas de agua a fin de calcular la extensión explotable. En función de la calidad del ecosistema, las compañías eléctricas podrán hacer uso de entre un 5% y un 20% del total de la superficie de estos espacios.
El mínimo de calidad ambiental que el Ejecutivo exige para poder llevar a cabo estas concesiones corresponde a un nivel ‘mesotrófico‘, donde se podrá copar hasta un 5%. En aquellas reservas cuya productividad biológica ascienda a ‘eutrófico‘ o ‘hipereutrófico‘, el máximo será del 15% y 20% respectivamente.
No se podrá hacer uso de aquellos espacios de productividad primaria (oligotróficos), donde existe un nivel de nutrientes muy bajo y la incidencia de la luz solar es más necesaria. Tampoco se podrán llevar a cabo en lagos o lagunas de origen natural.
La primera con marca España
La planta de Sierra de Brava (Badajoz) constituye la primea apuesta por esta fuente de energía en España. Acciona mantiene cinco bloques solares flotantes -tres bifaciales y dos monofaciales- que aglutinan un total de 3.000 módulos, cada uno de ellos con una configuración de diferente montaje. Una instalación que ocupa cerca de 12.000m2 de los 209km2 totales que ofrece el embalse, aportando a la red una potencia aproximada de 1,125 MWp.
«Esta tecnología es una realidad en muchos países de Asia y Europa, cada vez comienzan a aparecer proyectos más grandes», asegura Belén Linares, directora de innovación de Acciona Energía. La compañía eléctrica afirma que en su planta «ha podido evidenciar la viabilidad técnica y económica de la planta» así como su «carácter sostenible» con el medio ambiente.
«Hemos llevado a cabo análisis de las producciones y existe una mejora respecto de las instalaciones terrestres de entre un 2% y 3%», remarca Linares en declaraciones a EL MUNDO. La directora de Acciona augura «un crecimiento del 20%» en los próximos cinco años al tiempo que destaca la «capacidad de hibridación» de esta fuente de energía con cualquier otra renovable.
Fuente: DIEGO G. CAMPORRO / EL MUNDO
Artículo de referencia: https://www.elmundo.es/ciencia-y-salud/medio-ambiente/2022/04/20/625d43fd21efa0b47c8b45d1.html